Del suelo al cielo. En cuatro años y con una pandemia de por medio, la narrativa de la inversión fija, el componente del gasto de una economía que se destina a expandir la capacidad productiva mediante la construcción de obras y compra de maquinaria, cambió radicalmente en México.
De ser un lastre para el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en el 2019, el primer año de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, este 2023 se ha convertido en el componente más dinámico del PIB, del lado del gasto.
Lo anterior de acuerdo con los indicadores trimestrales de la oferta y demanda y del ahorro bruto, divulgados por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), en los últimos días del 2023.
Podemos verlo así: durante los primeros tres trimestres del 2023, la economía tuvo una robusta expansión interanual de 3.4% y en este avance porcentual, la formación bruta de capital fijo —como se conoce a la inversión fija en el lenguaje de las cuentas nacionales— hizo el mayor aporte en términos de variación, con 4.2 puntos.
Es decir, el aporte en puntos rebasó incluso el crecimiento global del PIB, lo cual es posible cuando otro u otros de sus componentes en lugar de crecer se contraen.
A la inversión fija le siguieron en aporte al crecimiento el consumo privado, con 2.8 puntos y el consumo de gobierno, con 0.2 puntos. En tanto, las exportaciones netas restaron 5.6 puntos, mientras que la discrepancia estadística fue equivalente a 1.9 puntos (positivos).
Pero para entender estas cifras hay que visualizar cómo se construye conceptualmente el PIB desde la perspectiva del gasto agregado, que es como lo estamos analizando.
Así que el PIB es la suma de lo que gastan las familias (consumo privado), lo que gastan empresas y gobierno en activos fijos (formación bruta de capital fijo), el gasto corriente del gobierno (consumo de gobierno) y las exportaciones netas (las exportaciones menos las importaciones).
También se suman la variación de existencias que representa lo que se gasta en bienes que estaban en stock al inicio del año y se contempla una discrepancia estadística, que captura la diferencia entre el PIB medido por el lado del valor agregado sectorial (es decir, de los sectores primario, secundario y terciario) y por el lado del gasto agregado.
De modo que la variación porcentual del PIB se obtiene al sumar (o restar según sea el caso) las variaciones de cada una de sus fuentes, es decir, consumo privado, consumo de gobierno, formación bruta de capital fijo, exportaciones netas, variación de existencias y la discrepancia estadística.
Al revisar los datos armonizados disponibles (1993 a la fecha) resalta que la inversión fija ha hecho este año su mayor aporte al crecimiento del PIB desde el 2008.
El que la inversión fija sea el componente más dinámico del PIB es algo que ocurre muy excepcionalmente. De 1993 a la fecha, considerando datos al tercer trimestre de cada año, eso solo ha sucedido en cuatro ocasiones: 1994, 1996, 2008 y este 2023.
¿Qué cambio desde 2019?
La inversión tuvo un inicio de sexenio sombrío, afectada principalmente por el desánimo que detonó la decisión del gobierno entrante de cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), que era la mayor obra de infraestructura del país hasta el momento. Otros factores fueron la pandemia de Covid-19 y la revocación de permisos para la construcción de una planta cervecera de Constellation Brands, o el cambio en la política energética.
Contracorriente, México también se ha convertido en un destino atractivo para invertir debido al T-MEC.