Un grupo de entre 20 y 30 personas en contexto de movilidad se entregaron a las autoridades estadounidenses luego de cruzar el río Bravo en la puerta número 36 del muro fronterizo del vecino país.
Mayormente se trató de núcleos familiares, pues se constató la presencia de grupos pequeños conformados por hombres, mujeres y niños que viajan en contingente con otros.
Al cruzar la concertina (alambre de púas) fueron desprendiéndose de algunas prendas y pertenencias como mochilas o bolsas para esperar a ser procesados por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
Hasta el momento, el estado de Texas mantiene una legislación que criminaliza la entrada a su territorio por medios no aprobados por la administración federal de aquel país, lo que deja antecedentes negativos para quienes intentan entrar a aquel país por lugares distintos a los puertos fronterizos autorizados.