El animal fue captado a unos 3.300 metros de profundidad en la fosa oceánica de Tonga, una de las más profundas ubicada al sur del océano Pacífico.
Los científicos utilizaron dispositivos submarinos para filmar y recopilar datos, y se valieron de peces como cebo para atraer a los calamares.
Los calamares pertenecientes al género Magnapinna (que significa ‘aleta grande’) presentan tentáculos increíblemente largos de hasta 8 metros. Hoy en día sólo se conocen tres especies de estas criaturas, pero los científicos creen que puede haber muchas más, según IFL Science.
Los investigadores admiten que el encuentro con Magnapinna es un verdadero éxito, ya que hasta ahora se han registrado menos de 20 casos similares.
«Siempre esperamos ver este tipo de animal», señaló a Live Science Alan Jamieson, profesor y científico de aguas profundas de la Universidad de Australia Occidental que captó las imágenes. «No es algo que buscarías activamente y es una especie con la que podríamos encontrarnos solo accidentalmente», asegura Jamieson.
Según el científico, la mayoría de los avistamientos documentados de calamares de aleta grande son «filmaciones fortuitas realizadas durante actividades relacionadas con petróleo y gas».