Hoy, hace un año, el mundo de la tecnología dio un giro por completo. Las conversaciones pasaron de NFT, metaversos o blockchain y se concentraron en Inteligencia Artificial generativa gracias a ChatGPT , el chatbot que sorprendió al mundo por sus capacidades conversacionales similares a las de un humano. Si bien existían otros productos de IA generativa con los que la gente jugó durante 2022, como Dall-E, también desarrollado por OpenAI , ChatGPT marcó un hito para la tecnología, pues pasó de ser un juego a convertirse en un elemento primordial de usuarios hasta empresas enteras. En tan solo un par de meses alcanzó los 100 millones de usuarios activos semanalmente, de acuerdo con un análisis de la firma de datos Similarweb, un hito que fue descrito “sin precedentes” para una aplicación de consumo.
La historia de ChatGPT El impacto de ChatGPT Las inversiones y los productos alrededor de ChatGPT La crisis en OpenAI
La primera versión de este robot conversacional surgió en 2022, pero su origen no está en ese año. GPT-1, el modelo de lenguaje grande a partir del cual se entrenan las herramientas de OpenAI, como ChatGPT o Dall-E, se presentó por primera vez en junio de 2018 y constaba de 117 millones de parámetros con el objetivo de predecir las siguientes palabras de una oración. Para 2019, la empresa desarrolló la versión GPT-2, con una mejora de 1,500 millones de parámetros, mismos que lo convirtieron en un modelo más avanzado, incluso hasta el punto de generar párrafos enteros partiendo de una única frase, lo cual demostraba los primeros pasos de sus capacidades.
En 2020 surgió GPT-3, un modelo con capacidad de 175,000 millones de parámetros de aprendizaje automático, con el que ya era posible generar discursos enteros o incluso textos parecidos a los de un humano. Sin embargo, esa fue la versión en la que la empresa se detuvo más tiempo, pues fue hasta 2022 en que OpenAI lanzó GPT-3.5 y con él su producto estrella para el público: ChatGPT.
A nivel empresarial, la introducción de ChatGPT representó un cambio para el servicio al cliente, pues permitió automatizar las respuestas a las preguntas frecuentes; sin embargo, esas no fueron sus únicas aplicaciones, ya que también demostró que los equipos de trabajo pueden ser más eficaces. La adopción de ChatGPT, al ser una herramienta entrenada con cuantiosa información, dijo Mario Chao, CEO de NTT Data México, permitió a las empresas democratizar y masificar del uso de la IA.
‘Por primera vez, los usuarios finales pueden probar, de manera bastante autónoma, el poder de la IA, aumentando significativamente nuestra productividad, generando nuevos conocimientos, mejorando la toma de decisiones y el lanzamiento de productos y servicios’, comentó. De acuerdo con datos de del estudio “La IA en América Latina”, hecho por NTT Data, a nivel regional, México y Colombia son los países más interesados en la integración de programas de IA en sus operaciones, mientras que 71% de las empresas encuestadas reconocen el gran potencial de la IA para sus negocios. Las empresas con mayor liderazgo en este ámbito planean destinar más de 15% de su presupuesto para tecnología en IA en los próximos años y este dato encuentra eco en el hecho de que 56% de los líderes de la región identifica la mejora en la eficiencia operativa como una de las principales ventajas de esta tecnología.
En la educación se está utilizando para crear sistemas de tutoría inteligentes capaces de brindar asistencia personalizada a los estudiantes. Para el doctor Mauricio Flores, académico e Ingeniería en Ciencia de Datos de la Universidad Iberoamericana, el uso de la IA generativa tuvo un impacto mundial en muy poco tiempo. “ChatGPT ha sido revolucionario en las labores de investigación y docencia, porque permite a estudiantes y profesores perfeccionar las discusiones en torno a los diferentes problemas que se presentan en todos los ámbitos del conocimiento y también la lectura selectiva al perfeccionar los motores de búsqueda mediante las preguntas”, explicó Flores.
OpenAI ganó demasiada credibilidad gracias a ChatGPT y eso le permitió que varias empresas voltearan a ver con ojos de deseo a la IA generativa. El ejemplo más claro fue el de Microsoft, la cual anunció una inversión por 10,000 millones de dólares en OpenAI para mantener la investigación y el desarrollo, además de alojar las operaciones de la compañía en sus servidores de Azure. Por otra parte, la empresa generó un boom en la proliferación de herramientas de IA generativa, pues tras ChatGPT surgieron otras iniciativas, como Bard, de Google, Claude, desarrollado por la startup Anthropic, o Amazon Q, desarrollado por Amazon. Asimismo, GPT tuvo tanta validez que se introdujo en diversas herramientas, como el navegador Bing o incluso en la aplicación de Duolingo. A inicios de noviembre de este año, Sam Altman, el CEO de OpenAI, hizo la presentación de GPT-4 Turbo, con el que los usuarios podrán crear chatbots personalizados, sin necesidad de codificar.
‘Por ejemplo, los GPT pueden ayudarles a aprender las reglas de un juego de mesa o enseñarles matemáticas a sus hijos’.
Según el ejecutivo, este nuevo modelo considerará aun más el contexto al realizar consultas y que tiene acceso a la información de Internet hasta abril de 2023 (en lugar de 2021, como la versión inicial). También resaltó que la interfaz de programación de aplicaciones (API) añade capacidades multimedia (visión por computadora, voz, etc.) y los precios por el uso de esos modelos están bajando. ‘Esperamos que regrese el año que viene, porque lo que lanzamos hoy palidecerá frente a lo que estamos creando para ustedes’, prometió Altman.
“Como sociedad somos partícipes de la mejora y especialización de la IA generativa, ya que cada vez que realizamos una consulta, se incrementa su base de conocimiento (…) No obstante, habrá que tener siempre en cuenta que su uso debe ser con un enfoque crítico”, resaltó Flores.
Durante los primeros meses tras su salida al público, ChatGPT sólo era capaz de responder a preguntas a través de texto y era muy propenso a inventar información o datos, un fenómeno al que se le conoció como “alucinación” y el cual se ha atendido en las versiones más actuales de la plataforma.
Al respecto, Chao complementó diciendo que ChatGPT no razona por sí mismo, no piensa y no es consciente, ‘solo es un inmenso modelo matemático adecuadamente entrenado; fue creado para ayudar a las personas a agilizar tareas y mejorar su productividad, pero no tiene la capacidad de tomar decisiones o actuar de forma autónoma’.
A pesar de las promesas de rápida evolución, a mediados de noviembre OpenAI vivió uno de los momentos más tensos en toda su historia, pues la junta directiva anunció que Altman dejaría de ser el CEO de la compañía, algo que impresionó a todo el mundo de la tecnología.
En respuesta, y para presionar, Microsoft anunció que el ejecutivo sería parte de un nuevo equipo enfocado en IA al interior de la empresa. Ante tal situación, los empleados de OpenAI enviaron una carta a la junta directiva amenazando que se unirían a Microsoft si no restablecían la posición de Altman en la compañía.
Por ello, los miembros de la junta en OpenAI recularon y anunciaron el regreso de Altman, quien anunció una nueva junta directiva compuesta por Bret Taylor, Larry Summers y Adam D’Angelo, además del regreso a la compañía de Greg Brockman.
Y si bien los últimos días se sintieron como años para la empresa, ChatGPT demostró que todavía existen innovaciones en el mundo capaces de revolucionar el panorama tecnológico tanto a nivel social como empresarial.