LA MISION BEPICOLOMBO TOMA VISTAS UNICAS DE LA SUPERFICIE DE MERCURIO

«BepiColombo es apenas la tercera misión espacial que visita Mercurio, lo que lo convierte en el planeta menos explorado del sistema solar interior, en parte porque es muy difícil llegar a él», sostiene Jack Wright, coordinador del equipo de imágenes de la misión.

Entrará en órbita alrededor del planeta más cercano al Sol en noviembre del 2026. En esta ocasión completó con éxito su cuarto sobrevuelo –de 6 previstos- y descendió hasta unos 165 km sobre la superficie del planeta. BepiColombo se acercó a Mercurio desde el «lado nocturno», con la superficie llena de cráteres, cada vez más iluminada por el sol.

«El objetivo principal del sobrevuelo era reducir la velocidad de BepiColombo respecto al Sol, de modo que la sonda tenga un período orbital alrededor del Sol de 88 días, muy cercano al período orbital de Mercurio», explicó Frank Budnik, gerente de dinámica de vuelo de la misión. También señaló que durante la maniobra aprovecharon «la oportunidad de tomar fotografías y realizar mediciones científicas desde lugares y perspectivas a los que nunca llegaremos una vez que estemos en órbita».

Las instantáneas vistas durante este sobrevuelo se encuentran entre las mejores que BepiColombo ha logrado hasta el momento y revelan una superficie con signos claros de 4.600 millones de años de bombardeo por asteroides y cometas, lo que da una pista del lugar que ocupa el planeta en la evolución más amplia del sistema solar.

Las imágenes de las tres cámaras ofrecen una vista única de la superficie de Mercurio desde tres ángulos diferentes. BepiColombo captó unos misteriosos cráteres, creados por poderosos impactos de asteroides o cometas y que miden entre 130 y 330 km de diámetro, denominados ‘cuencas de anillos de cumbres’, por el anillo interior de picos que se encuentra sobre un suelo plano. Las cuencas de los anillos de cumbre son objetivos de alta prioridad de investigación en esta misión.

El primero fue el gran cráter Vivaldi, que mide 210 km de ancho. Las cámaras lo captaron con su paisaje resaltado por la sombra. Hay un hueco visible en el anillo de picos, por donde han entrado flujos de lava más recientes, que han inundado el cráter.

Los controladores de la misión pudieron observar otra cuenca de anillo de picos especial, esta vez de 155 km de ancho. «Cuando estábamos planificando este sobrevuelo, vimos que este cráter sería visible y decidimos que valdría la pena nombrarlo», precisó David Rothery, miembro del equipo de imágenes. A raíz de la observación, la autoridad competente le asignó recientemente al antiguo cráter el nombre de Stoddart, en honor a Margaret Olrog Stoddart (1865-1934), una artista neozelandesa conocida por sus pinturas de flores.

«Las cuencas de los anillos de picos de Mercurio son fascinantes porque muchos aspectos de cómo se formaron siguen siendo un misterio. Se supone que los anillos de picos son el resultado de algún tipo de proceso de rebote durante el impacto, pero las profundidades desde las que se elevaron aún no están claras», señaló Rothery.

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