Macron inició los contactos de este lunes en el Palacio del Elíseo, sede de la presidencia, con el ex primer ministro socialista Bernard Cazeneuve (2016-2017), cuyo nombre sonó con fuerza el fin de semana para retomar las riendas del gobierno.
El mandatario de centroderecha también se reunió con sus predecesores: el socialista y actual diputado François Hollande y con el conservador Nicolas Sarkozy.
En una entrevista en el diario Le Figaro, Sarkozy pidió el viernes a Macron que nombrara a un primer ministro de derecha y expresó su apoyo al presidente regional Xavier Bertrand, que también se reunió con el mandatario.
Bertrand, de 59 años, es presidente del partido de la derecha Los Republicanos (LR) y de una región del norte de Francia. El político no escondió que el cargo le interesaba.
«La idea general es ver si las hipótesis Cazeneuve y Bertrand son viables desde el punto de vista del criterio de estabilidad», indicó una fuente próxima al presidente, quien dijo que podría haber otros nombres.
El lunes por la mañana, empezó a circular el del presidente del órgano consultivo Consejo Económico, Social y Ambiental (CESE, por sus siglas en francés), Thierry Beaudet, cuyo perfil es menos político.
Macron también recibió al centrista François Bayrou y al primer ministro saliente Gabriel Attal.
El presidente francés inició las consultas el 23 de agosto para nombrar a un primer ministro y fijó como criterio que no caiga rápidamente en una moción de censura en una dividida Asamblea Nacional (cámara baja).
Las elecciones legislativas anticipadas, que Macron convocó en junio tres años antes de lo previsto, dejaron una Asamblea con tres bloques lejos de la mayoría absoluta: izquierda, centroderecha y extrema derecha.
La coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NPF), primera fuerza en los comicios, pidió el nombramiento de la economista Lucie Castets, pero el presidente lo rechazó al asegurar que sería rápidamente censurada.
Pero un eventual gobierno de Cazeneuve o de Bertrand tampoco tiene asegurada la estabilidad, ante el rechazo de los aparatos de sus expartidos a apoyarlos, quedando a merced de una abstención de la extrema derecha.
El tiempo apremia. El futuro gobierno debe presentar ante el Parlamento antes del 1 de octubre los presupuestos para 2025 y Macron no puede disolver de nuevo la Asamblea hasta el próximo julio.