Ninguna de estas personas ha muerto y no existe evidencia de que la enfermedad se esté propagando en Estados Unidos. Pero las autoridades advierten a los médicos estadunidenses que estén atentos a la infección en viajeros procedentes de Sudamérica y Cuba.
A continuación un repaso a la enfermedad y qué fue lo que provocó la alerta:
El oropouche es un virus originario de las zonas tropicales boscosas. Se detectó por primera vez en 1955 en un trabajador forestal de 24 años en la isla de Trinidad, y recibió el nombre de una aldea y unos humedales cercanos.
En ocasiones se le ha llamado fiebre del perezoso debido a que los primeros científicos que investigaron el virus lo detectaron en un perezoso de tres dedos, y creyeron que estos animales eran importantes para su transmisión entre insectos y animales.
El virus se transmite al ser humano a través de la picadura de pequeñas moscas, llamadas jejenes, y de algunos tipos de mosquito. Los seres humanos se han infectado al visitar zonas boscosas y se cree que contribuyen a que el virus haya llegado hasta zonas urbanas, pero no se ha documentado el contagio entre personas.
A partir de finales del año pasado, se identificó al virus como la causa de grandes brotes en regiones amazónicas donde se sabía que existía, así como en nuevas zonas de Sudamérica y el Caribe. Se reportaron unos 8 mil contagios locales en Bolivia, Brasil, Colombia, Perú y Cuba.
Algunos viajeros fueron diagnosticados en Estados Unidos y Europa. El martes, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) informaron que hasta la fecha se habían reportado 21 casos en Estados Unidos —20 en Florida y uno en Nueva York—, todos de personas que habían estado en Cuba. Las autoridades sanitarias europeas habían informado previamente de 19 casos, casi todos entre viajeros.
Los síntomas pueden parecer similares a los de otras enfermedades tropicales como el dengue, el zika o la malaria. Los síntomas comunes incluyen fiebre, dolores de cabeza y musculares, y algunas personas infectadas también sufren de diarrea, náusea, vómito o erupciones cutáneas.
Algunos pacientes sufren síntomas recurrentes, y 1 de cada 20 puede padecer síntomas más graves como hemorragias, meningitis y encefalitis. La enfermedad no suele ser mortal, aunque recientemente se reportó la muerte de dos jóvenes saludables en Brasil.
No existen vacunas para prevenir la infección ni medicamentos para tratar los síntomas.
En Brasil, las autoridades investigan informes de que la enfermedad podría transmitirse de una mujer embarazada a un feto, lo cual trae a aterradores recuerdos de lo que se vio durante los brotes de zika hace casi una década.
Los CDC recomendaron que las mujeres embarazadas eviten los viajes no esenciales a Cuba y que todos los viajeros tomen medidas para prevenir las picaduras de insectos, como el uso de repelentes, camisas de manga larga y pantalón largo.