Una segunda fuente confirmó la acusación, aunque no por qué delitos concretos. Ambos funcionarios hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a declarar públicamente.
El Supremo Tribunal Federal de Brasil aún no ha recibido el informe policial con la acusación. Una vez que lo tenga, el procurador general del país, Paulo Gonet, analizará el documento y decidirá si formula cargos y lleva a Bolsonaro a juicio.
Bolsonaro y sus abogados han negado que haya cometido delito alguno en relación con el caso, así como la gran cantidad de investigaciones que enfrenta. Entre ellas se incluye una supuesta orden que el expresidente dio a un ayudante para que manipulara los registros de salud pública con el fin de falsificar su certificado de vacunación de COVID-19 —algo por lo que ya fue acusado—, así como su participación en la incitación a un levantamiento en la capital, Brasilia, el 8 de enero de 2023, que buscaba destituir a su sucesor.
El año pasado, la policía federal acusó a Bolsonaro de intentar meter a escondidas joyería con diamantes supuestamente valorada en 3 millones de dólares y de vender dos relojes de lujo.
La policía dijo en agosto que Bolsonaro recibió casi 70 mil dólares en efectivo por la venta de dos relojes de lujo que recibió como regalos por parte de Arabia Saudí. Brasil exige a sus ciudadanos que llegan en avión desde el extranjero que declaren los bienes por valor de más de mil dólares y que, por cualquier cantidad superior a esa exención, paguen un impuesto equivalente al 50 por ciento de su valor.
Las joyas habrían estado exentas del impuesto si hubieran sido un regalo de Arabia Saudí a Brasil, pero no eran para que Bolsonaro se las quedara. Más bien, se habrían añadido a la colección presidencial.
La investigación mostró que uno de los principales colaboradores de Bolsonaro, Mauro Cid, vendió en junio de 2022 un reloj de la marca Rolex y otro de la marca Patek Philippe a una tienda de Estados Unidos por un total de 68 mil dólares. Ambos relojes fueron regalos por parte del gobierno de Arabia Saudí en 2019. Cid firmó un acuerdo de culpabilidad con las autoridades y confirmó todo ello.
Bolsonaro goza de una lealtad incondicional entre su base política, como lo demuestra una avalancha de apoyo en febrero, cuando se estima que 185 mil personas obstruyeron la principal avenida de Sao Paulo para protestar por lo que el expresidente señaló que era una persecución política.
Sus detractores, sobre todo los miembros del Partido de los Trabajadores al que pertenece su rival, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, han celebrado cada avance de las investigaciones y han pedido su arresto en varias ocasiones.
El año pasado, el máximo tribunal electoral de Brasil falló que Bolsonaro abusó de sus poderes presidenciales durante su campaña de reelección de 2022, lo cual lo inhabilita para postularse a cualquier cargo hasta 2030. El caso se centró en una reunión en la que Bolsonaro utilizó a miembros del personal del gobierno, la televisora estatal y el palacio presidencial de Brasilia para decir a embajadores extranjeros que el sistema de voto electrónico del país estaba amañado.
Bolsonaro tiene previsto reunirse con el presidente de Argentina, Javier Milei, este fin de semana en una conferencia conservadora que se celebrará en Balneário Camboriú, en el sur de Brasil.