La presidenta peruana, Dina Boluarte, insistió hoy un amplio “Pacto por el Perú” en torno a su conducción, a contramano con las encuestas que le atribuyen una desaprobación mayoritaria.
La mandataria hizo la convocatoria en la ceremonia militar de renovación del Juramento de Fidelidad a la bandera nacional y el 144 aniversario de la batalla de Arica, de la Guerra del Pacífico, en la que se inmoló el héroe nacional Francisco Bolognesi.
Boluarte convocó a las fuerzas políticas, a las instituciones, a la sociedad civil y a los ciudadanos en general, “a unirnos en un pacto por el Perú” y sin egoísmos ni cálculos políticos para continuar las obras de infraestructura y de bienestar social, , que, afirmó, permitan mejorar la calidad de vida de todos los peruanos.
Hizo el planteamiento sin tomar en cuenta las encuestas que le asignan hasta 5.0 por ciento de aprobación y más de 80 por ciento de desaprobación ciudadana, cifras que el Gobierno prefiere no tomar en cuenta y hasta pone en duda su credibilidad.
Volvió a afirmar que está comprometida con la lucha contra la pobreza, la corrupción, la desigualdad, la inseguridad y el narcoterrorismo, y dio su respaldo a las Fuerzas Armadas y la policía Nacional.
Boluarte ratificó el empeño en continuar en la Presidencia, al expresar que “a pesar de las dificultades, nos mantenemos firmes en el objetivo de seguir trabajando” por su país.
En la misma jornada, el semanario Hildebrandt en sus Trece sostuvo que la administración de la presidenta está agotada porque “las encuestas coinciden con la realidad: el pueblo repudia al gobierno y clama, con abrumadoras cifras , que esta farsa termine”.
Argumenta que “en apenas dos años, Boluarte se ha convertido en la presidenta más impopular de la historia reciente del Perú” y cita al analista Guillermo Loli, de la encuestadora Ipsos, quien señala que la crítica situación terminará cuando lo decida el Parlamento, de mayoría conservadora, el cual mantiene a la presidenta en el cargo y puede destituirla.
Otro analista, José Carlos Requena, opinó que la mandataria se mantiene porque para el Congreso “no hay ningún estímulo para deshacerse de ella”, lo cual puede cambiar cuando esté más cerca la campaña por las elecciones generales de 2026 y sea “muy costoso (electoralmente) estar asociado a una persona tan impopular”.