Civiles palestinos que huyen del ataque israelí en el este de Rafah afirman que han sido “sentenciados a muerte” y “aguardan la ejecución”, mientras crece la presión internacional para que Israel acepte un acuerdo de cese del fuego en Gaza.
El lunes pasado, Israel ordenó una evacuación parcial de Rafah, antes de que tanques y efectivos irrumpieran y tomaran control del lado palestino del cruce de Rafah con Egipto.
Los militares se han abierto paso hacia zonas del este de la ciudad fronteriza, la cual alberga a 1.4 millones de personas, la mayoría de las cuales son familias desplazadas de otras partes de la franja.
Funcionarios de Naciones Unidas declararon a The Independent que la operación militar ha cortado las “arterias” críticas de la ayuda humanitaria hacia la zona sitiada, y que un ataque mayor podría conducir a un “baño de sangre”, pues los civiles no tienen hacia dónde dirigirse.
La decisión de avanzar hacia Rafah se produjo pocas horas después de que Israel rechazó un acuerdo de cese del fuego al que Hamas había accedido, lo que aumentó las presiones sobre las pláticas que se realizan en El Cairo.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, quien ha elogiado la ofensiva en Rafah como “un paso muy significativo” hacia la destrucción de Hamas, enfrenta crecientes demandas dentro y fuera de su país para que acepte poner un alto a los combates.
Las protestas se han extendido por el mundo. Catar ha llamado a la intervención internacional para evitar que se invada el resto de Rafah. E incluso Estados Unidos, el aliado más cercano de Israel y su principal proveedor de armamento, está reteniendo una entrega de armas por falta de salvaguardas para los civiles.
Se ha informado que Washington revisa con cuidado la entrega de armas que pudieran ser usadas en Rafah, y como resultado detuvo un embarque consistente en mil 800 bombas que pesan mil kilos cada una, y mil 700 bombas que pesan 250 kilos cada una.
“Hemos sido muy claros… desde el principio, en que Israel no debe lanzar un ataque importante en Rafah sin responsabilizarse y proteger a los civiles que están en ese espacio de batalla”, declaró el secretario estadunidense de defensa, Lloyd Austin, en una audiencia en el Senado, este miércoles.
“Y una vez más, hemos evaluado la situación. Hemos detenido un embarque de municiones de alta carga explosiva”, expresó.
En Rafah, donde las batallas continúan con fuerza, las familias señalaron que los precios se han duplicado debido al cierre del cruce fronterizo. Israel informó que ha reabierto otro cruce, Kerem Shalom, pero la ONU indicó que no se ha entregado ayuda a través de él.
Una palestina llamada Sahar, que se ha desplazado cinco veces en el territorio de Gaza, señaló que su familia se dirige hacia las llamadas zonas humanitarias identificadas por el ejército israelí, pero que no están seguros allí, y advirtió que hay hambre porque algunos alimentos y suministros como azúcar, garbanzos y gas de cocina han comenzado a desaparecer de los estantes.
“Los precios se han elevado, en especial los de la leche para bebés y el gas de cocina, pañales y aceite de oliva. Hay personas que no pueden pagarlos”, añadió.
“Las negociaciones estaban al borde del éxito y nos dijeron que había gran progreso. Pero de pronto todo falló y parece que hemos regresado a cero. No tenemos esperanza”, lamentó.
Un hombre llamado Iyad, quien también huyó al este de Rafah, relató a The Independent que las familias, presas del pánico, tienen pocas esperanzas de que Israel acceda a un acuerdo de cese del fuego antes de ensanchar su ofensiva.
“La gente corría por las calles cargando sus tiendas de campaña, ropa y colchones. Veo que estamos sentenciados a muerte y aguardando la ejecución”, exclamó, desesperado.
“Creo que el acuerdo se firmará después de que completen su invasión de Rafah. Hoy una muchacha me pidió ayuda para conseguir una tienda de campaña para su padre, que está ciego. Temo que moriré y no habrá nadie para sepultarme”.
Israel ha lanzado un ataque de castigo contra Gaza e impuesto un cerco en represalia por los ataques del 7 de octubre, en los que Hamas mató a mil 100 personas en el sur de Israel y capturó a otras 250, entre ellas niños.
Desde entonces, funcionarios palestinos de salud afirman que en el ataque han perecido casi 35 mil personas, en su mayoría mujeres y niños. Naciones Unidas ha advertido sobre una hambruna inminente y sostiene que más de la mitad de los 2.3 millones de habitantes de Gaza experimentan niveles catastróficos de hambre.
Pese a llamados mundiales a un cese del fuego, Tel Aviv rechazó esta semana un acuerdo de tres fases negociado por Egipto y Catar, el cual había sido aceptado por Hamas. Afirmó que se quedaba corto respecto de sus demandas.
Se indicó que la propuesta incluye una primera fase con un cese del fuego de seis semanas, el ingreso de ayuda a Gaza, el retorno de 33 rehenes israelíes, vivos o muertos, y la liberación por Israel de 30 niños y mujeres palestinos detenidos por cada cautivo israelí
liberado.
Israel afirmó que estaba demasiado diluido. Las pláticas continúan en El Cairo, donde se reúnen delegaciones de Hamas, Israel, Estados Unidos, Egipto y Catar.
Netanyahu enfrenta creciente indignación en su propio país, donde las opiniones están divididas con respecto a la ofensiva militar. Familiares de los rehenes han realizado protestas en Tel Aviv, en demanda de que el gobierno firme un acuerdo para llevar a casa a sus seres queridos y dé prioridad a eso sobre cualquier ganancia militar. Varios miembros de esas familias declararon a The Independent que estaban aterrorizados de que sus seres queridos resulten heridos en el fuego cruzado.
Se informó que el director de la CIA, William Burns, quien ha estado viajando por la región para sostener pláticas sobre el acuerdo de cese del fuego, tuvo una reunión con Netanyahu este miércoles, para negociar a puerta cerrada.
Entre tanto, el ministro catarí de asuntos exteriores expresó que condena enérgicamente la incursión israelí en Rafah y llamó a la intervención internacional para evitar que la ciudad sea invadida.
Gershon Baskin, activista político y negociador veterano, que ayudó a gestionar la liberación del soldado israelí Gilad Shalit de Gaza en 2011, comentó que continuar la ofensiva militar no llevará a los rehenes sanos y salvos a casa.
“La ofensiva militar sólo matará a más rehenes”, declaró sin rodeos a The Independent, y añadió que le preocupa que no haya forma de zanjar las diferencias entre las versiones de Hamas e Israel de un acuerdo de tregua. Hamas quiere el fin de la guerra y el gobierno de Netanyahu no, señaló.
“Hay un callejón sin salida allí y no sé como darle la vuelta”, añadió.
Señaló que cree que el plan del gobierno israelí es completar la ofensiva militar antes de cualquier tregua y que Netanyahu, cuya popularidad se ha desplomado, quiere prolongar la guerra para evitar unas potenciales elecciones y “mantenerse en el poder”.
Israel ha negado que ponga restricciones a la ayuda y rechazado acusaciones de que civiles mueren en la ofensiva de Rafah. El vocero del gobierno, Avi Hyman, afirmó este miércoles que se reabrió el cruce de Kerem Shalom hacia Gaza y que hay “superávit de ayuda” en la franja, pero que Hamas la restringe.
Sin embargo, la agencia de la ONU para refugiados palestinos, UNRWA, sostuvo que no hay ingreso de ayuda a la franja, pese a que se necesita con desesperación. “No estamos recibiendo ninguna ayuda en la franja de Gaza”, escribió en X Scott Anderson, subdirector de la agencia en el enclave.
Alí, de 46 años, quien huyó a una zona ubicada un poco adelante de la zona de evacuación designada por Israel, relató que la gente en el sur comienza a padecer hambre.
“No hay lugares suficientes para levantar tiendas, y los precios, que ya eran altos, se han incrementado”, señaló, describiendo la situación en el este de Rafah como “aterradora”. Hasan, de 53 años, dijo temer que algunos no serán capaces de desalojar si el ataque se ensancha, “porque no tienen suficiente dinero para transporte o tiendas de campaña”.
“Nos estamos preparando para lo peor”, concluyó.