El cine popular de los años 80 está marcado por un buen puñado de imágenes icónicas. Una de ellas es, sin duda, la máquina del tiempo de Regreso al Futuro. Y, con ella, un modelo que acabó por trascender a la propia marca para convertirse en uno de los coches más icónicos de la década.
El DeLorean DMC-12 fue un coche particular. Nació en la cabeza de John Zachary DeLorean, primero ingeniero y después ejecutivo de General Motors con una historia particular pues llegó a ser acusado (y detenido) por estafas, fraude y narcotráfico. La historia completa se puede ver en el documental Mito y Magnate de Netflix.
Antes, en los años 70, había forzado su salida de General Motors para crear su propia marca, la DeLorean Motor Company (DMC). Siendo una de las estrellas de la industria del automóvil, consiguió contratar a Colin Chapman, fundador de Lotus y uno de los ingenieros más famosos por su trabajo en la Fórmula 1, y Giorgetto Giugiario, uno de los carroceros más importantes de todos los tiempos.
Ya en 1981, el DeLorean DMC-12 empezó a venderse. Y lo hizo con mal pie. El coche no cumplía con lo prometido y tenía una calidad que no se correspondía con lo esperado. El resultado es que apenas se vendieron poco más de 9.000 unidades. Y, con todo, es un vehículo icónico.
Porque con su diseño espectacular, Robert Zemeckis y Bob Gale decidieron que serviría como ejemplo perfecto de lo que debía ser una máquina del tiempo. Aunque al principio manejaron otras opciones, como una nevera, en el guion final se impuso el coche, que traspasaba las fronteras del espacio-tiempo cuando el DeLorean superaba las 88 mph (142 km/h). Dejando un reguero de llamas tras de sí, Doc y Marty McFly desaparecían de la carretera.
Apenas un puñado de años después de su lanzamiento, el DeLorean DMC-12 era un coche que había pasado al imaginario colectivo de toda una generación y apenas se había vendido. Ahora, un entusiasta de la película ha decidido recrear la peculiar máquina del tiempo en un Tesla Model X.
Así debería haber sido el diálogo entre Marty McFly y Doc de haber ocurrido en 2024. Al menos si hubieran conocido a Robert Selby, dueño de un taller en Florida y entusiasta de la película. Aunque, pensándolo bien, que ambos personajes hubieran conocido a Selby quien es amante de la propia película en la que ellos participan hubiera provocado una paradoja temporal de difícil resolución.
Sea como sea, lo que sí es cierto es que Selby ha ideado una recreación de la máquina del tiempo de la película en un Tesla Model X. Una tan real que puede escupir fuego en la carretera, como demuestra este video en Instagram de Supercar Blondie.
El creador ha sido entrevistado por The Autopian, donde explica todos los detalles que también señala en el contenido de la famosa influencer del motor. «La mayoría de los propietarios de vehículos eléctricos los ven como electrodomésticos.Decidí, hacerme con uno y hacer algo realmente estúpido con él solo por diversión», ha señalado a la publicación.
Explica que el vehículo elegido fue el Tesla Model X porque mantenía la esencia original de «alas de gaviota» del DeLorean y que, aunque había encontrado transformaciones muy fieles, ninguna escupía fuego. Motivo suficiente para que Selby hiciera de este Tesla Model X Plaid (la versión de 1.020 CV) una réplica llamada TMC, jugando con el DMC original y el nombre de Tesla.
El resultado se puede ver en la página de Instagram de su taller, The Shop. Desde luego, sorprende el enjambre de placas traseras que trata de recrear la trasera del DeLorean de Regreso al futuro. Tampoco se olvida del condensador de fluzo que gestiona el salto al espacio tiempo entre los dos asientos de las plazas traseras ni del patinete volador de Marty.
Pero lo que más llama la atención es haber hecho del Tesla Model X un lanzallamas. En la publicación explican que se ha instalado un pequeño depósito de gasolina al que se le ha acompañado de una bomba para expulsar el combustible. Cuando el sistema se pone en marcha, un pequeño encendedor inflama la gasolina, generando la llamarada. En TikTok hay algunos vídeos de las pruebas.
En el interior, el creador también ha tratado de recrear todo el salpicadero del vehículo original de la película, con sus relojes y botones repartidos por toda la consola central. La pantalla y el volante joke le dan un toque retrofuturista bastante conseguido al coche.
A todo lo anterior hay que sumar los «respiraderos de tiempo», como Selby denomina a las rejillas traseras que escupen humo, y la verdadera mecánica que, supuestamente, hace moverse a todo el coche: un hámster de juguete que corre en el maletero delantero.
El creador señala, además, que el coche tiene la bendición de las autoridades para circular legalmente y que nadie le ha puesto pegas a su modificación. No sabemos si, al encontrarse con un agente, Selby ha pulsado el botón de su peculiar lanzallamas.