El edulcorante, que en las etiquetas de los alimentos aparece como E961, puede provocar que las bacterias sanas enfermen e invadan la pared intestinal, lo que podría causar una ruptura de la barrera epitelial.
«Esto puede provocar una serie de posibles problemas de salud, como diarrea, inflamación intestinal e incluso infecciones como septicemia», señaló el autor principal de la investigación, Havovi Chichger, de la Universidad Anglia Ruskin (Reino Unido), agregando que incluso el consumo de neotamo en pequeñas cantidades puede provocar síndrome del intestino irritable, resistencia a la insulina y sepsis.
El aditivo, que es 8.000 veces más dulce que el azúcar, fue desarrollado en 2002 como sustituto del aspartamo, uno de los edulcorantes artificiales más populares del mundo que se utiliza en numerosos productos, como la Coca-Cola. En 2010, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria lo consideró seguro para el consumo, sin embargo, actualmente está revisando sus riesgos.