Colombia y Argentina restituyeron su representación diplomática el viernes en un paso más para superar las tensiones diplomáticas que surgieron por diferencias entre los presidentes Gustavo Petro y Javier Milei y que escalaron hasta la orden de expulsión de diplomáticos argentinos.
En una declaración conjunta de los cancilleres de ambos países, señalaron que el embajador de Colombia en Buenos Aires, Camilo Romero, regresará a Argentina, luego de haber sido llamado a consultas en enero; mientras que Colombia concedió el beneplácito al embajador designado de Argentina en Colombia, Mario Raúl Verón Guerra, quien fue propuesto desde enero.
“Este es un nuevo momento de la relación que queremos mantener en términos muy pragmáticos y en beneficio de ambos países”, señaló el canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, tras sostener una reunión privada en Bogotá con su homóloga argentina, Diana Mondino, a la que no tuvo acceso la prensa.
La más reciente tensión diplomática se produjo cuando Milei, un economista ultraliberal y de extrema derecha que llegó al poder en diciembre, dijo en una entrevista con la CNN que “mucho no se puede esperar de alguien que era un asesino terrorista”, en referencia al pasado de Petro, un izquierdista que fue miembro de una extinta guerrilla de Colombia.
En protesta, el gobierno colombiano anunció que iba a expulsar a los diplomáticos de la embajada de Argentina y Petro señaló a Milei de buscar «destruir, o al menos aplazar el proyecto de la integración latinoamericana”.
Pocos días después, ambos países emitieron un comunicado asegurando que habían dado pasos para «superar cualquier diferencia y afianzar esta relación”.
El encuentro de Murillo y Mondino del viernes pretendía, además de revisar la agenda bilateral, tratar sobre las diferencias diplomáticas que causaron las declaraciones del mandatario argentino, según el gobierno colombiano.
“Se ha impuesto la voz de la diplomacia a los insultos”, celebró el embajador de Colombia en Argentina en una declaración difundida por la Cancillería. Y agregó: “Ese símbolo de restablecer totalmente las relaciones que en algún momento estuvieron un poco turbias, por decir lo menos, es un ejemplo de cómo resolver conflictos».
Además del incidente diplomático, los cancilleres trataron temas de cooperación comercial, desarrollo económico y seguridad.