Por qué en España hay 400 millones de kilos de fruta que nadie quiere recoger
Tiempos amargos para el limón. Amargos y magros. Tras años de expansión, durante los que las plantaciones sumaron alrededor de siete millones de nuevos frutales y miles de hectáreas de cultivo, los agricultores dedicados a la producción de uno de los cítricos más populares de España pasan ahora por horas bajas.
Tanto, que hay quien habla ya abiertamente de una gran «crisis del limón». El resultado son cientos de millones de kilos de fruta estropeándose en los árboles y los profesionales reclamando un «plan de choque» para capear el temporal.
Una nueva crisis que golpea al campo español.
«Una campaña de ruina». La expresión es de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), que hace unos días se reunió con responsables del Ministerio de Agricultura e incluso lanzó un comunicado para alertar de lo que ya han bautizado como «crisis del limón». El colectivo usa un tono rotundo: habla de una «campaña ruinosa», con cientos de millones de kilos de limones sin recoger, desperdiciándose en las ramas, y contratos que se cierran por precios ínfimos.
¿Y cuál es la causa? UPA tiene pocas dudas. Sus responsables aprecian un problema de «sobreoferta» y un «mercado saturado» resultado de «la oleada de plantaciones» de los últimos años. Ese ‘boom’ ha ayudado a consolidar a España como uno de los grandes referentes europeos en la producción del cítrico —de los campos españoles salió cerca del 65% de la producción comunitaria de la campaña 2020/21—, pero también ha alterado el equilibrio entre oferta y demanda.
«El último quinquenio se han instalado nuevas plantaciones, sobre todo por parte de grandes propietarios, animados por la estabilidad en el precio y posibilidades de este producto en el mercado de la exportación», recuerda UPA: «Estas plantaciones han provocado ahora una situación de saturación del mercado interior y unas exportaciones que tampoco muestran posibilidades de crecimiento».
Cuestión de hectáreas. UPA no es la única que se ha pronunciado sobre el desafío que afrontan los agricultores. La Asociación Interprofesional del Limón y Pomelo (Ailimpo) incidía hace poco en la situación del sector, aportando datos que dan una idea de hasta qué punto se ha incrementado la capacidad de producción.
«En los últimos ocho años se han plantado alrededor de siete millones de limoneros, con una superficie que ha pasado de 38.363 a 52.119 hectáreas, lo que supone un incremento del 36%», detalla el director de la asociación profesional, José Antonio García, en declaraciones recogidas por Fresh Plaza. El resultado: en muy poco tiempo el sector ha pasado de 8,5 millones de limoneros a casi 15.
Grave sí, inesperada no. En su opinión la del limón es una crisis anunciada y que no ha sorprendido en el sector. «Llevamos desde 2018 avisando sobre el exceso de nuevas plantaciones en un marco de tiempo tan corto que podría traernos un aumento de producción espectacular como el de esta campaña», recuerda.
Teniendo en cuenta los frutales plantados a lo largo del último lustro, García calcula que en los próximos años se llegará a alcanzar una producción de más de 1.772.000 toneladas, «una cifra que sobrepasa lo que actualmente el mercado puede absorber con rentabilidad». Esa línea roja la sitúa en 1.100.000 t.
Demanda VS oferta. «Es una situación típica del sector agrario. Aparece la sobreproducción y no existe demanda suficiente para absorber las 1.400.000 toneladas previstas para esta campaña», comenta García a la SER. El resultado: una caída de precios y grandes cantidades de limones de la variedad de invierno que acaban en los árboles, sin opción alguna de rentabilizarse. El sector ya prevé también un incremento en la producción de la variedad de limón de verano.
Limones sin recoger. El resultado de ese complicado escenario y la pérdida de rentabilidad lo denunciaba hace una semana UPA, que advertía de que quedaban 400 millones de kilos de limones en las ramas. No compensa recogerlos.
«El limón se ha estado pagando a 3 céntimos el kilo. Por eso dinero no merece la pena venderlo, ya que supone un gasto el hecho de contratar trabajadores, envasar el producto, transportarlo…», explica a Diario de Almería Juan Alcaraz, quien lleva más de dos décadas dedicándose a su cultivo. Si se planteaba retirar los limones de los árboles con la llegada de la primavera —aun cuando sabe que la fruta acabará en «la basura»— es porque no hacerlo puede perjudicar a la próxima cosecha.
Atentos a los precios. El sector también mira con atención los precios. En el mismo comunicado en el que alerta de la «grave crisis» que atraviesa el limón, UPA incide en la importancia de que la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) «refuerce la vigilancia» para «evitar que se firmen contratos por debajo de los costes de producción». La organización sitúa estos últimos en torno a 0,25 euros/kilo y asegura que se están cerrando contratos por solo 0,08 €/kg.
El Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) del COAG muestra además una profunda brecha entre los valores en origen y destino. Según su balance de marzo, el primer indicador del limón, el del precio en origen, se situaba en 0,13 €/kg; el segundo (precio en destino) ascendía a 1,89. La diferencia porcentual se situaba por lo tanto en 1.354%, la mayor de las calculadas por el organismo, muy por encima de la de la naranja (720%), lechuga (505%) o repollo (490%).
El sector advierte. Los precios no son lo único que mira con atención el sector. UPA alerta de «prácticas irregulares» al marcar los destríos, la fruta que no puede venderse por no cumplir las condiciones requeridas; y urge «un mayor control en frontera de las importaciones, que vienen básicamente de Sudáfrica y Argentina».
«Los productores muestran su preocupación también por la evolución de las exportaciones de Marruecos y de Egipto, que sí compiten con las producciones españolas en cuanto a la época del año, y sobre cuyo rigor con la sanidad vegetal hay ‘dudas fundadas’», abunda el organismo en su comunicado de abril.
¿Y la «sobreoferta»? UPA aboga por activar una «extensión de norma» que permita eliminar producto «de forma equitativa entre todos los productores». «Sin esa medida los que nos veremos obligados a retirar producto seremos los pequeños productores», advierte Antonio Moreno, responsable sectorial. Otra de sus ideas pasa por cambiar el reglamento de OPs para no incentivar más plantaciones.