A 500 kilómetros (300 millas) uno de otro, el presidente Joe Biden y su probable contrincante republicano Donald Trump caminaron el jueves a lo largo de la frontera de Estados Unidos en Texas, en un duelo que subraya lo importante que se ha vuelto la inmigración para las elecciones de 2024 y lo mucho que ambos desean usarla a su favor.
Cada uno eligió un lugar óptimo para exponer sus puntos de vista, y sus agendas fueron notablemente similares. Ambos recibieron un informe sobre las operaciones y los problemas, recorrieron la frontera y pronunciaron discursos. Pero ahí se acaban las similitudes.
Biden, que trató de destacar cómo los republicanos hundieron un acuerdo bipartidista de seguridad fronteriza por orden de Trump, fue a la ciudad de Brownsville, en Rio Grande Valley. Durante nueve años, este fue el corredor más transitado de cruces ilegales, pero en los últimos meses se han reducido drásticamente.
El presidente recorrió un tramo tranquilo de la frontera a lo largo del río Bravo (o Grande), y recibió un informe sobre operaciones por parte de agentes de Seguridad Nacional que le hablaron sin rodeos sobre lo que más necesitaban.
“Quiero que el pueblo estadunidense sepa lo que estamos intentando hacer”, dijo a los agentes. “No podemos permitirnos no hacer esto”.
Trump, mientras tanto, continuó con sus ataques contra los migrantes que llegan a la frontera, a quienes calificó de “terroristas” y criminales después de emplear retórica una vez utilizada por Adolf Hitler para argumentar que los migrantes están envenenando la sangre del país.
“Los Estados Unidos de América están siendo invadidos”, afirmó.
Trump estuvo en Eagle Pass, a unos 525 kilómetros (325 millas) al noroeste de Brownsville, en el corredor por el que actualmente está pasando el mayor número de migrantes. Fue a un parque local que se ha convertido en un símbolo republicano de desafío al gobierno federal en materia de inmigración.
El gobernador Greg Abbott y soldados de la Guardia Nacional de Texas le ofrecieron una visita guiada, mostrando las alambradas que habían colocado por orden de Abbott y en desafío a una orden de la Corte Suprema de Estados Unidos.