Los viticultores y vinicultores de la Unión Europea prevén un bajo nivel de producción este año debido a la propagación de una enfermedad de las plantas conocida como mildéu, así como por el efecto de las sequías, especialmente en Italia y España.
La tendencia será perceptible a escala mundial, siendo la previsión estimatoria de la Organización Internacional de Vid y Vino de entre 241.700 y 246.600 hectolitros para el vino, el mosto y el zumo de uvas conjuntamente, lo que significa el peor rendimiento desde 1961. Los volúmenes pronosticados representan de promedio un descenso del 7 % aproximadamente respecto a 2022, año que ya estuvo por debajo de la media histórica.
Cinco de los 29 países responsables del 94 % de la vinicultura mundial —Argentina, Australia, Brasil, Chile y Sudáfrica— registraron variaciones anuales de entre el –10 % y el –30 %.
Francia, aunque menos afectada por los problemas de cultivo, se convierte en el mayor productor del mundo este año, desplazando a Italia (–12 %). Además, EE.UU., Alemania, Portugal y Rumanía mejoran sus posiciones.
Las cifras anuales deben tomarse con precaución, advierten desde la asociación intergubernamental, puesto que aún no hay están disponibles los datos para China y algunos otros países.
El problema de escasez de agua ha llegado a tal extremo en los países del sur de Europa, que los agricultores, que son los mayores consumidores de recursos hídricos, se enfrentan a pie de calle con grupos ambientalistas.