Tanto las propuestas de gobierno como las candidaturas de Morena y el Frente Opositor, se integran con intereses de corto plazo y reparto de espacios de poder, sin poner al país y a la ciudadanía como aspecto central.
Desde hace más de una década, el mundo vive una recesión de los procesos globales que se identifican como desglobalización. En su ensayo, Globalization, deglobalization and the liberal international order, Kornprobst y Paul, muestran que se contraen los flujos de comercio, inversión extranjera directa, se retraen las acciones de colaboración multilateral para combatir la pobreza, el cambio climático, la inseguridad y las migraciones. Los analistas señalan que uno de sus aspectos más peligrosos es el ascenso de regímenes nacionalistas, que desafían lo que llaman el orden internacional liberal, deslegitimando a las organizaciones internacionales y regresando a formas de gobernabilidad anacrónicas.
Aumentan cada vez más líderes populistas carismáticos de izquierda y derecha, que llegan al poder con narrativas de odio, discursos de mentiras, que fabrican marcos de comprensión de la realidad para otorgarle a sus palabras un sentido de combate a supuestos agravios a la seguridad nacional, que implantan entre la población estrategias de propaganda y manipulación irresponsable.
Estos líderes no utilizan como retórica de deslegitimación, críticas de desempeño de gobernantes o instituciones, sino críticas de representación, de que son agentes de élites predatorias, que no sirven al pueblo, adjudicándose ellos mismos la encarnación de la voluntad popular.
Varios mandatarios de los últimos tiempos, tienen un patrón de actuación similar: Giorgia Meloni y Silvio Berlusconi en Italia, Vladimir Putin en Rusia, Erdogan en Turquía, Viktor Orban en Hungría, Narendra Modri en India, Trump en Estados Unidos, Duterte en Filipinas; los autócratas latinoamericanos como Chavez y Maduro en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Daniel Ortega en Nicaragua, Bukele en Honduras, Bolsonaro en Brasil.
En esta galería ocupa un lugar prominente Andrés Manuel López Obrador, quien pretende en México consolidar un régimen nacionalista autoritario, con una política de gastos prebendal, promesas demagógicas, desmantelamiento de instituciones, militarización del país, tolerancia a los grupos del crimen. Claudia Sheinbaum aparece como su clon para consolidarlo.
El frente opositor en México carece de una estrategia adecuada porque son incapaces de asumir el grave contexto mundial. En The New York Times, Tiffany Hsu, Stuart A. Thompson y Steven Lee Myers, publicaron el artículo “Elecciones 2024. Una batalla clave contra la desinformación” donde muestran que este año será epónimo, porque habrá elecciones mundiales en docenas de países donde votarán para representar a 4 mil millones de personas, la mitad del planeta, participando miles de políticos con estos perfiles en los diferentes niveles de gobierno. Se pondrá a prueba a las democracias que fueron construidas en la posguerra.
Si se impone el populismo en las urnas, estaremos ante un viraje histórico de consecuencias sombrías.
México está al borde un precipicio político. Los de Morena son parte de la ola de desglobalización. Y el Frente opositor postula candidatos como si fuera un día de campo y en Sinaloa, salvo excepciones, sus personajes causan risa por su ordinariez. Los candidatos al senado están de adorno. Para diputados federales, Pio Esquer y Juan Alfonso Mejía pudieran dar la pelea, pero enfrentan al aparato estatal y federal.
Solo un milagro nos podrá salvar de la catástrofe que se avecina.