«Estamos aquí para decir ‘no más a la destrucción de nuestros elementos naturales’. Nosotros y nosotras somos las guardianas de la biodiversidad, sin nosotras no es posible hacer la paz con la naturaleza», dijo a la Afp la indígena guatemalteca María Josefa Macz, de 42 años, con una bandera alusiva a su comunidad maya y vestida con atuendos tradicionales.
Bajo el lema de «Paz con la naturaleza», 196 países negocian para llegar a acuerdos sobre formas de frenar la destrucción de plantas y animales de aquí a 2030. Uno de los puntos en disputa es sobre el artículo 8J, que explora propuestas sobre un órgano subsidiario permanente para los pueblos originarios y locales en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB).
El artículo «refiere a que los países, de acuerdo a su legislación nacional, establezcan ciertas medidas para proteger, mantener y preservar los conocimientos, innovaciones y prácticas de los pueblos indígenas y comunidades locales, y también que haya una participación en los beneficios por su utilización», explicó a la Afp Viviana Figueroa, indígena omaguaca de Argentina y experta del Foro Internacional de los Pueblos Indígenas sobre Biodiversidad.
En la manifestación, las pancartas en español y en inglés rezaban «‘Sí’ al organismo subsidiario sobre el artículo 8J».
«Una negociación sin los campesinos no es posible. No es posible negociar a costa de nosotros», se quejó la indígena Macz, que siembra alimentos en su pequeña parcela en Guatemala.
Los manifestantes convocaron a la protesta silenciosa luego de que «varias de las partes expresaran su oposición a la creación de un órgano permanente en el CDB» para los pueblos originarios, según un boletín.
La presidenta de la COP16, Susana Muhamad, había dicho el lunes a la AFP que las conversaciones iban por buen camino.
«Vamos muy avanzados en el artículo 8J, yo creo que ya estamos en los últimos momentos, si nada raro pasa, para avanzar en esa decisión», comentó.
El sábado indígenas de Brasil, Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Guyana, Guayana Francesa y Surinam lanzaron el «G9 de la Amazonía Indígena» con el objetivo de posicionar «una voz unificada para influir en las decisiones globales».
Los pueblos originarios «son los que están en la primera línea de la crisis de biodiversidad» y su inclusión puede «generar un diálogo más equitativo en sistemas de conocimiento y eso es fundamental para la protección de la diversidad», explicó Muhamad, la también ministra de Ambiente de Colombia.