El fiscal de Marsella, Nicolas Bessone, indicó este domingo a la prensa que el joven fue asesinado el miércoles y describió el caso como de un «salvajismo sin precedentes».
Marsella, la segunda ciudad más grande de Francia, pero también una de las más pobres, está asolada por la violencia relacionada con las drogas.
Bessone afirmó que las víctimas y los autores de este tipo de casos son cada vez más jóvenes.
Desde hace unos años esta ciudad mediterránea sufre una guerra territorial entre varios clanes por el control del rentable mercado de las drogas.
El adolescente había sido contratado, a través de las redes sociales, por un reo de 23 años para intimidar a un competidor prendiendo fuego a la puerta de su apartamento, dijo el fiscal, quien explicó que le habían prometido 2 mil euros (unos 2 mil 100 dólares).
Sin embargo, el adolescente fue descubierto por miembros de una banda rival, que le asestaron decenas de puñaladas antes de prenderle fuego cuando aún estaba vivo.
El mismo preso reclutó entonces, también en las redes sociales, a un joven de 14 años para vengar al muchacho, pidiéndole que matara a un miembro de la banda rival, por 50 mil dólares.
Cuando se dirigía a cumplir su funesta misión, el adolescente presuntamente pidió al conductor del automóvil en el que iba que le esperara, pero cuando este se negó, el menor le disparó en la cabeza.
La víctima, un padre de familia de 36 años, empleado de un servicio de transporte privado, no estaba relacionado con el tráfico de estupefacientes, señaló la fiscalía. Es la primera víctima colateral del año, señaló Bessone.
«Sin remordimientos ni reflexión»
Hay «una pérdida total de referencias que hace que los jóvenes respondan a anuncios (…) para ir a quitar la vida a otros sin ningún remordimiento ni reflexión», explicó el funcionario, quien hizo hincapié en «el rol de las redes sociales».
Con estos dos últimos casos, el número de asesinatos relacionados con las drogas en Marsella asciende a 17 desde principios de año.
En 2023 murieron en Marsella un total de 49 personas en actos violentos relacionados con las drogas.
Otro aspecto sorprendente de este caso es que fue el reo que encargó el asesinato quien llamó a la policía para denunciar al joven, que no había cumplido con su misión, lo que permitió su detención.
Bajo custodia policial, el menor, que estaba en casas de acogida desde los nueve años -ya que sus padres están en la cárcel por cargos relacionados con drogas-, admitió haber disparado al conductor, pero afirma que fue un tiro accidental.