Tras el anuncio, mucho se especuló sobre las razones de su separación y los términos de la misma, sin embargo, desde el inicio ellos aclararon que la decisión se tomó con amor, pensando en el bienestar de sus hijas, Mía y Nina, y no había diferencias entre ellos. La principal prueba de ello fue que la familia tomó con cautela la separación y Erik se quedó a vivir con su ex y sus hijas por más de un año.
Fue hasta ahora que la cantante Mía Rubín, la mayor de sus dos hijas, confirmó que su papá ya no duerme «bajo el miso techo» que ellas, sin embargo, su relación y su dinámica familiar se mantiene prácticamente intacta.
“No, los cuatro ya no seguimos en el mismo techo. Ahorita estamos mi mamá [Andrea Legarreta], mi hermana [Nina] y yo, y mi papá [Erik Rubín] aparte”, declaró al programa de espectáculos Ventaneando. Entonces, detalló: “Pero mi papá viene a comer todos los días y el estudio de mi papá está en mi casa. Entonces, lo vemos a diario. Es como si nada hubiera cambiado realmente”.
Mía Rubín sí quiere boda y bebés, pero no por ahora
Desde su separación, Andrea y Erik han demostrado ser una pareja muy madura, pues han priorizado su bienestar y el de sus hijas, quienes ya comenzaron sus carreras propias. Además, Mía ha iniciado una relación formal con el joven torero Tarik Othón , con quien se especula tiene planes de boda. No obstante, fue la misma joven quien desmintió esa versión.
“Nos morimos de risa [de los rumores]”, dijo entre risas. “Claro, lo hemos hablado y hemos hablado de matrimonio, de hijos, pero pues al final estamos todavía los dos en un momento importante en nuestras carreras. Ambos tenemos mucho deseo en ser papás, pero todo a su tiempo, ¿no?”, explicó.