Nacido el 16 de mayo de 1986, Guzmán López es uno de los cuatro hijos de «El Chapo» y su primera esposa, Alejandrina Salazar Hernández. Desde una edad temprana, estuvo expuesto al estilo de vida criminal de su padre, quien es conocido por ser uno de los narcotraficantes más poderosos y temidos del mundo.
A lo largo de los años, Joaquín Guzmán López, conocido como «El Güero», ha sido parte integral del Cártel de Sinaloa. Este cártel, fundado por su padre, es uno de los más influyentes en el tráfico de drogas a nivel global, con operaciones que abarcan desde la producción hasta la distribución de diversas sustancias ilegales, principalmente metanfetaminas, cocaína, heroína y marihuana.
Guzmán López ha jugado un papel crucial en la organización, ayudando a mantener y expandir su imperio delictivo incluso después de la captura y extradición de su padre a los Estados Unidos en 2017.
EU contra “El güero”
El 14 de septiembre de 2018, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos sancionó a Joaquín Guzmán López y a su hermano Ovidio Guzmán López bajo la Ley de Designación de Cabecillas Extranjeros del Narcotráfico (Kingpin Act).
Esta medida congeló todos sus activos en Estados Unidos y prohibió a los ciudadanos estadounidenses realizar negocios con ellos. Según el gobierno estadounidense, los hermanos Guzmán López supervisan numerosas operaciones de tráfico de drogas y mantienen una influencia significativa en la organización criminal.
El poder de Joaquín Guzmán López dentro del cártel ha sido objeto de numerosas especulaciones y análisis. Se dice que, junto con sus hermanos, forma parte de una facción conocida como «Los Chapitos» o «La Dinastía Guzmán», que ha luchado por el control del cártel contra otros líderes y facciones rivales.
La estructura del Cártel de Sinaloa es compleja y está marcada por alianzas y conflictos internos, lo que ha llevado a episodios de violencia extrema y disputas por el poder.
Uno de los incidentes más notorios relacionados con Joaquín Guzmán López ocurrió en octubre de 2019, cuando su hermano Ovidio Guzmán López fue brevemente capturado por las autoridades mexicanas en Culiacán, Sinaloa.
La detención provocó una violenta respuesta por parte del Cártel de Sinaloa, que desató el caos en la ciudad con tiroteos y bloqueos de carreteras. Ante la escalada de violencia y el riesgo para la población civil, el gobierno mexicano decidió liberar a Ovidio Guzmán López para evitar una masacre.
Este evento, conocido como el «Culiacanazo», subrayó el poder y la influencia que los hijos de «El Chapo» todavía ejercen en la región y sobre las fuerzas del orden.
La vida de Joaquín Guzmán López está marcada por la clandestinidad y la violencia inherente a su posición en el mundo del narcotráfico.
A pesar de los numerosos esfuerzos de las autoridades mexicanas y estadounidenses para desmantelar el Cártel de Sinaloa, la organización ha demostrado ser notablemente resistente y adaptable. Guzmán López y sus hermanos continúan siendo figuras clave en la operación del cártel, manejando sus operaciones diarias y expandiendo su influencia en el mercado global de drogas.
La historia de Joaquín Guzmán López es un testimonio del legado de su padre y de la persistencia del tráfico de drogas en México. Mientras que «El Chapo» enfrenta cadena perpetua en una prisión de máxima seguridad en los Estados Unidos, sus hijos continúan luchando por el control y la expansión del cártel.
La captura y extradición de «El Chapo» no ha sido el golpe decisivo que muchos esperaban, ya que sus descendientes siguen operando y adaptándose a las nuevas realidades del negocio del narcotráfico.