“Fin a la asistencia militar estadunidense a Israel”, decían varias mantas de dos metros de altura cargadas por manifestantes al marchar alrededor del famoso edificio central de la legislatura. Dentro, manifestantes con playeras amarillas demandando un cese el fuego inmediato se pusieron de pie en las galerías al inicio del discurso de Netanyahu, mientras que la única legisladora palestina-americana, Rashida Tlaib estaba sentada en la cámara alzando una pancarta que decía “criminal de guerra” de un lado y “culpable de genocidio” del otro.
Este fue el cuarto discurso de Netanyahu ante el Congreso, pero el primero en que la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, quien típicamente preside los discursos bicamerales en su función como presidenta del Senado, no asistió al evento, y también había decenas de curules desocupadas de la bancada demócrata que hicieron un boicot del evento.
El acto fue notable sobre todo como una demostración de qué tanto la guerra de Israel en Gaza está rompiendo el monopolio de la narrativa sionista que ha imperado en esta capital durante décadas y reduciendo el apoyo al gobierno en Tel Aviv. Un día antes, más de 500 jóvenes judíos estadunidenses ocuparon la planta baja de uno de los edificios del Congreso para protestar por la presencia de Netanyahu y el apoyo de Washington para su guerra, declarando “no en nuestro nombre”, y este miércoles cientos más fueron arrestados por bloquear la calle e intentar irrumpir el evento convocado por líderes legislativos de ambos partidos para honrar a un hombre que la Corte Internacional de Justicia ha acusado como un criminal de guerra.
Waleed Shahid, un estratega demócrata y vocero de la agrupación progresista Justice Democrats, reportó que 127 de los 259 legisladores demócratas en ambas cámaras del Congreso boicotearon el discurso del gobernante israelí, un dramático incremento de los 50 en total que rehusaron participar en 2015.
El senador Bernie Sanders, la ex presidenta de la cámara baja Nancy Pelosi entre otros no acudieron a la cita. “Creo que, en Netanyahu, tienes a alguien que es un criminal de guerra, un demagogo”, comentó Sanders en un intercambio con reporteros después del discurso. “Creo que es un mentiroso y creo que a fin de salvar su pellejo político en Israel -donde es nada popular- está preparado crear una hambruna de cientos de miles de niños en Gaza”.
Los manifestantes cargaron enormes títeres de papel maché, unos del presidente Joe Biden con sangre en las manos y uno de Netanyahu con una etiqueta identificándolo como “criminal de guerra”. Entre los manifestantes estaban familiares de judíos que perecieron en el Holocausto junto a palestino-estadunidenses cuyas familias han sido asesinadas por los israelíes en Gaza.
En su discurso ante el Congreso, Netanyahu identificó entre el público a familias de rehenes de Hamas como a soldados israelíes con antecedentes judíos y musulmanes al tratar de proyectar a Israel como un estado democrático diverso. A pesar de los fallos de la Corte Internacional de Justicia contra él y su gobierno, amplias evidencias de video y testimonios de sobrevivientes, el primer ministro se atrevió a declarar que “prácticamente ningún civile” ha muerto en Gaza. Elogió repetidamente al presidente Biden como un aliado vital de Israel, pero nunca mencionó por nombre a la vicepresidenta Harris quien es virtualmente la candidata presidencial demócrata.
Netanyahu nunca mencionó la palabra “palestino” mientras caracterizaba la lucha de su país como un “enfrentamiento entre la barbarie y la civilización” antes de argumentar que si Estados Unidos acelera la entrega de armas a Israel, la guerra concluirá más rápidamente. Y Netanyahu no dejó duda sobre su cercana relación con Donald Trump a quien también elogió repetidamente ante los gritos felices de los legisladores republicanos. El mandatario israelí viajará a Florida el viernes para verse con el ex presidente.
Enfrentando un nivel de protesta sin precedente contra su gobierno, en su discurso Netanyahu atacó a los manifestantes estadunidenses, sugiriendo que Irán estaba financiando las protestas y llamando a los activistas “idiotas útiles” de Teherán. Pero el solo hecho de que se sintió obligado a denunciarlos, y justificar la posición de su gobierno, rechazar las conclusiones de la Corte Penal Internacional de que existe evidencia de genocidio, sólo exhibe cómo han cambiado las circunstancias políticas en torno a la relación Washington-Tel Aviv.
El Partido Republicano otorga su pleno apoyo a la guerra de Israel y la ocupación de Gaza al igual que el presidente Biden hasta la fecha. Pero el costo político y electoral para los demócratas se ha incrementado, sobre todo entre los jóvenes que serán claves en la elección. Por ello, se está observando si con la candidatura de Harris habrá algún giro en la política impulsada por su jefe. Algunos críticos circulan un video de un discurso de Harris en marzo donde declaró que “dado el inmenso sufrimiento en Gaza tiene que darse un cese al fuego inmediato”, a diferencia de lo que estaba diciendo Biden. Pero los asesores de la vicepresidenta han buscado asegurar que Harris apoya firmemente al Estado de Israel.
El presidente Biden y la vicepresidenta Harris tienen programadas reuniones por separado con Netanyahu el jueves -todos estarán atentos a cualquier cambio de guion.