La familia Lemin estaba cenando en un restaurante italiano en Perth, una ciudad australiana, y pidió jugo de arándano para sus dos hijas, de 11 y 12 años. Las niñas acabaron la bebida de un trago y luego la escupieron, diciendo que estaba envenenada.
Tras ver la reacción de sus hijas, la mujer no les creyó y decidió probar la bebida, pero enseguida la escupió. «[Las niñas] escupieron un poco, pero también se lo habían tragado, yo también me lo había tragado y el sabor era horrible», sostuvo la madre.
Aunque el camarero le dijo a la familia que era «solo jugo de arándanos viejo», el padre de la familia insistió en que les mostraran la botella que resultó ser el aceite de citronela mezclado con repelente de insectos, un producto que puede ser nocivo si se lo ingiere, se inhala o se absorbe a través de la piel. «Mis hijas ya habían empezado a tener esos síntomas: ardor, hormigueo en los brazos y dolores de cabeza», indicó la madre de las niñas, alegando que también tenía dolores de cabeza y le ardía el estómago.
El restaurante fue contactado el pasado sábado para comentar la situación, y un miembro de personal afirmó que la situación era «muy preocupante». «Todo esto está bajo investigación y cuando sepa exactamente [qué pasó], se lo haré saber», matizó.
En cuanto a los Lemin, fueron observados durante seis horas en el hospital antes de ser dados de alta y ya se encuentran en su casa.