«Si se quiere respetar el Estado de derecho hay que empezar por el dador de la ley original, que fue Moisés», declaró Landry.
La ley HB-71, promovida por los republicanos y aprobada por el Legislativo estatal a finales de mayo, exige que los Diez Mandamientos se impriman en un cartel, que deberá ser enmarcado, de no menos de 28 x 36 centímetros con letra «grande y fácil de leer».
Los colegios y universidades financiados por el Estado tendrán hasta el 1 de enero de 2025 para exhibir en todos sus salones ese tipo de carteles, que se pagarían mediante donaciones.
Tras conocer la medida, organizaciones de derechos civiles como la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU), Estadounidenses Unidos por la Separación de la Iglesia y el Estado y la Fundación para la Libertad de Religión anunciaron en un comunicado que se disponen a impugnar la nueva ley, que, según ellos, «viola la separación entre la Iglesia y el Estado» y que califican de «flagrantemente inconstitucional».
«La Primera Enmienda promete que todos podemos decidir por nosotros mismos qué creencias religiosas […] mantener y practicar, sin la presión del Gobierno», manifestaron, indicando que la medida «impediría que los colegios ofrezcan una educación igualitaria a todos los estudiantes, independientemente de su fe».