Los científicos analizaron los datos de 6.138 participantes de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición en Estados Unidos, de entre 2003 y 2006, que habían proporcionado información completa sobre su consumo de chile, y vincularon la frecuente ingesta del pimiento picante con un índice más alto de masa corporal (IMC) y una mayor prevalencia de la obesidad.
«Esta asociación positiva entre la frecuencia del consumo de chile y la obesidad fue más pronunciada entre las mujeres y los adultos mayores de 60 años», señalaron los autores del estudio. También determinaron que los encuestados con mayor ingesta de chile corrían un riesgo 55 % más alto de padecer obesidad, en comparación con quienes no incluyen el picante en su dieta.
Al trazar «una correlación positiva entre una mayor frecuencia de consumo de chile y el IMC y la prevalencia de la obesidad», los especialistas agregaron con cautela que es preciso estudiar el asunto más a fondo para llegar a conclusiones determinantes.
«Aunque estos resultados sugieren potenciales efectos negativos del consumo frecuente de chile en cuanto al control de peso, es esencial llevar a cabo estudios clínicos bien diseñados para determinar el impacto específico de la ingesta de chile», concluyeron.