Mientras buscan a sus hijos con palas en terrenos baldíos, madres buscadoras denuncian que miles de víctimas quedaron borradas del censo oficial de desaparecidos del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que esta semana redujo en cerca de 15 mil el número oficial de personas no localizadas.
Socorro Gil Guzmán es madre de Jonathan Guadalupe Romero, detenido y desaparecido en Acapulco por policías municipales el 5 de diciembre de 2018, pero ahora no aparece en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (Rnpdno).
Tampoco la han visitado los servidores de la Nación, los funcionarios públicos que López Obrador afirma que van “casa por casa” a confirmar si una persona desaparecida ya volvió para quitarla del registro.
Por ello, la mujer cuestiona que el Gobierno haya afirmado que ya encontró a 15 mil 158 personas, con lo que la cifra oficial de desaparecidos pasó a 99 mil 729.
“Yo creo que el presidente no es de este planeta, no es de este país, tal vez él está hablando de algún otro lugar, porque aquí en México hay demasiados desaparecidos y en su sexenio. Hasta donde yo sé, se han sumado muchísimas más todavía”, dijo a EFE la mujer en una entrevista durante una jornada de búsqueda en Guerrero.
“Eso de que él diga que no es cierto y aparentemente quiera hacer creer a la gente que no está pasando nada, es estarse haciendo el loco nada más”, afirmó.
La activista señaló que en el colectivo que ella representa, ‘Memoria, Verdad y Justicia’, hay por lo menos 26 madres a las que no han censado, además de otros familiares que no aparecen en la lista de personas desaparecidas.
Incluso, ella presentó un amparo porque su hijo no está en el registro, por lo que no sabe si el Gobierno aún lo está buscando.
“Nuestra vida es nada más estar pensando en dónde buscamos, cómo buscamos, cómo estará mi hijo, estará realmente vivo o si es verdad que el día que se lo llevaron fue que lo privaron de su vida, así como lo privaron de su libertad, para nosotros no es vida esto la verdad”, comentó.
“Volviendo a desaparecer”
México superó en mayo de 2022 la histórica cifra de 100 mil desaparecidos desde que hay registro y el número rebasó los 114 mil este año, pero López Obrador pidió desde el año pasado armar un nuevo censo al sostener que el anterior estaba “manipulado”.
Esto ha causado incertidumbre en buscadoras ciudadanas como Olga Lidia Mendoza Chávez, una madre originaria de Chilpancingo, la capital de Guerrero, que busca a su hijo José Rafael Reina desde el 25 de marzo de 2015, cuando tenía 19 años, era un estudiante y comenzaba a trabajar con su padre en el transporte público.
“La verdad que (el presidente) no sabe, no sabe realmente las cantidades que nosotras, como buscadoras, sabemos, las cifras exactas que él nos quiere quitar, nos está quitando de la plataforma a varios desaparecidos”, apuntó en declaraciones a EFE.
“Nos está volviendo a desaparecer”, manifestó.
El miedo y la violencia
Las ciudadanas que han tomado la búsqueda en sus propias manos también afrontan violencia, pues al menos tres madres buscadoras murieron asesinadas en 2023 y cinco en 2022, además de una el pasado febrero, según el recuento de los medios y colectivos de familias de desaparecidos.
“La familia tiene miedo, sienten que a nosotros nos agreden y van a agredir también a ellos, la verdad sí es muy difícil, muy difícil todo esto que nos ha pasado, nunca pedimos andar en este tipo de situación, mas sin embargo nos tocó y aquí vamos a andar”, comentó Mendoza Chávez.
El colectivo ‘Memoria, Verdad y Justicia‘ comenzó el 11 de marzo la búsqueda de dos hombres de Acapulco, José Luis Ramírez Delgado y Luis Ángel Tornez Manrique, pero los familiares no encontraron indicios, incluso en el último recorrido, a escasos 10 metros del mar, en busca de fosas clandestinas.
“Se siente feo, yo desde que llegué volteo a ver el mar y digo: ‘¿y si estaban aquí, a lo mejor con el agua o algo ya se los tragó el mar?’ Pues no sé si haya posibilidades de poder encontrar algo aquí”, señaló Socorro Gil.
A la búsqueda se ha sumando un sacerdote de la alcaldía Gustavo A. Madero de Ciudad de México, Arturo Carrasco, quien considera una desaparición como una “tortura permanente” para la familia”.
“Que muera un ser querido es doloroso, que muera violentamente un ser querido es más doloroso, que muera torturado y violentado un ser querido es algo indescriptible, pero que esté desaparecido un ser querido es todavía más grave porque no sabemos si vive, si muere, en qué condiciones, si ya comió, si tiene frío, si tiene calor”, dijo.