La reciente declaración de culpabilidad de Joly Germine, conocido como el autoproclamado rey de una pandilla, por traficar ametralladoras y armas de calibre .50 a Haití, pone de manifiesto un problema persistente y alarmante en el país más pobre de América: la proliferación de armas de fuego ilegales.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades estadounidenses por perseguir a quienes contrabandean armas desde Estados Unidos hacia Haití, la violencia generada por las pandillas armadas sigue en aumento. Haití ha sido durante mucho tiempo un destino para armas de contrabando que llegan de otros países, y Estados Unidos se ha identificado como uno de los principales puntos de origen, especialmente desde el estado de Florida.
El informe de 2023 de la agencia de la ONU para las drogas y el delito (UNODC) señala que la principal fuente de armas de fuego y municiones en Haití está en Estados Unidos. Estas armas, adquiridas legalmente en estados con leyes flexibles sobre armamento, son a menudo ocultadas en productos de consumo y enviadas a través de los puertos haitianos.
A pesar de las leyes que restringen la posesión legal de armas en Haití y las restricciones impuestas por la ONU a la importación de armas, los contrabandistas estadounidenses continúan abasteciendo a las pandillas haitianas, que atacan los puertos y controlan gran parte del país.