El médico que tiene afantasía, la condición que le impide a las personas soñar
“Soñar no cuesta nada”.
A primera vista esta trillada expresión popular parece una verdad incontrovertible, pues quién al posar su cabeza sobre la almohada o al cerrar los ojos en su puesto de trabajo o en el bus no ha terminado transportado, como por arte de magia, a una paradisíaca playa o se ha visto anotando un gol en el Mundial de Fútbol junto a su estrella más admirada.
También puede ocurrir que en ocasiones se vean en situaciones aterradoras, como ser perseguidos por un animal salvaje; o en otras extrañas e incomprensibles.
Sin embargo, hay un porcentaje de la población para el que el mundo de los sueños; entendido como ese territorio donde la mente crea historias con imágenes, sonidos e incluso olores mientras dormimos e incluso cuando estamos despiertos, es algo desconocido. ¿El motivo? Tienen afantasía.
La mente ciega
“La afantasía es la ausencia de visión mental o a la incapacidad de visualizar”. Así definió el neurólogo británico Adam Zeman a esta condición, de la que apenas en las últimas dos décadas se ha comenzado a hablar, algo que en gran medida se debe a sus investigaciones sobre las imágenes mentales.
“Si a la mayoría de nosotros nos dicen: mesa de cocina o árbol de manzanas seremos capaces de reproducir en nuestro cerebro una imagen de ambas cosas. Sin embargo, las personas con afantasía son incapaces de hacer eso”, agregó el profesor de la Universidad de Exeter (Reino Unido).
El médico venezolano Guillermo Antonio Acevedo está entre esas últimas personas mencionadas por el experto. BBC Mundo conversó con él para conocer cómo es vivir con afantasía y él describió su situación en términos informáticos.
“Mi cerebro es como una computadora que tiene el monitor apagado o que solamente puede almacenar archivos .txt (de texto) y no admite archivos .jpg, .png o ninguno de imágenes», ilustró
El galeno, quien estudió en la Universidad Central de Venezuela (UCV) y reside en España desde 2013, se enteró por casualidad de que forma parte de ese 4% de la población que, según los expertos, que no puede visualizar imágenes mentales.
“Yo trabajaba en un hospital psiquiátrico y comencé a empaparme más sobre temas de neurología y de enfermedades mentales y di con un artículo de 2005 de Zeman, el cual hablaba sobre la mente ciega”, relató en conversación telefónica desde la localidad española de San Sebastián, donde vive y trabaja desde hace seis años.
“En ese artículo se describe cómo piensan las personas que tienen afantasía y se dice esas personas que no pueden imaginarse cosas; es decir que no pueden ver imágenes en su cabeza. Y allí me dije: ¿pero es que la gente en realidad puede hacer eso?», prosiguió.
«Mi shock fue que hubiera personas que dijeran que podían ver cosas en su cabeza. Recuerdo que pensé: Las alucinaciones existen en verdad, no son algo metafórico”, agregó.
Acevedo pasó 31 de años de su vida, hoy tiene 35, creyendo que cuando las personas le decían que habían soñado en realidad no habían visto lo que le estaban contando.
“Hasta que descubrí que tenía afantasía yo pensaba que en los dibujos animados le ponían la nubecita a los personajes para que entendiéramos la historia”, explicó.
Ni buenos ni malos
El médico no sólo aseguró que cuando duerme no sueña, sino que afirmó que no recuerda haberlo hecho jamás. Y tampoco imagina que como lo hace el resto de las personas.
“No puedo visualizar objetos en mi cabeza como hacen otras personas”, dijo.
Acto seguido ofreció un ejemplo para entender cómo opera su cerebro.
“Si alguien te dice imagina una manzana seguramente cerrarás los ojos y podrás visualizar la manzana, porque las neuronas de tu cerebro que tienen guardada la imagen de una manzana se activan, aunque no la tengas la manzana al frente. Yo no puedo hacer eso. Yo sé lo que es una manzana, cómo es su forma y sus colores, pero no puedo verla gráficamente cuando no la tengo al frente”, explicó.
“Ahora entiendo por qué cuando era niño y en el colegio me pedían que dibujara a mi familia todo era muy esquemático, tipo figuritas de palo, sin ningún tipo de detalles”, agregó.
¿Alguien que no sueña puede tener pesadillas? “Bueno yo interpreto como pesadillas a un mal sueño; es decir un sueño donde no descansas y sientes que dormiste mal, pero no me acuerdo de haber visto imágenes que me asustaran», dijo.
«Yo creía que yo no me acordaba de lo que soñaba, pero ahora sé que no tengo sueños”, remató.
Sin fantasías sexuales ni voz interna
¿Y una persona que no tiene sueños ni pesadillas puede tener fantasías sexuales?, según Acevedo la respuesta es no.
“Yo tengo mis fetiches, pero los he ido descubriendo por cosas que he visto o he experimentado. Pero si alguien me cuenta algo que ha hecho o le gustaría hacer yo no soy capaz de visualizar eso en mi cabeza”, relató.
Y debido a esto el médico admitió que no vivió una de las experiencias que marcan el inicio de la pubertad: Los sueños húmedos.
“Eso no me ha pasado jamás en la vida. Te hablan de eso en el colegio y en la universidad y yo siempre pensé que era un mito, pero por supuesto nunca dije nada para no quedar como el bicho raro”, dijo.
Pero si lo anterior no fuera suficiente, Acevedo tampoco puede escuchar su voz interior; es decir no puede mantener una conversación inaudible consigo mismo.
“Yo puedo pensar una idea, pero no puedo hilar un discurso y por ello debo verbalizarlo. Me parece perturbadora la idea de que alguien pueda ver y escuchar cosas en su cabeza”, admitió.
Lo positivo
Acevedo no cree que la afantasía lo haga peculiar. Sin embargo, admitió que desde de supo que la tiene ha comprendido algunos de sus comportamientos.
“Desde temprano me di cuenta que mis gustos para la moda eran peculiares o no comunes, pero ahora sé que no son raros, sino que no tengo la capacidad para ver en mi cabeza cómo me quedaría determinada camisa, con ciertos pantalones y con unos zapatos tal o cual color”, dijo.
“Si me pones a elegir, elijo cosas que me gustan individualmente pero no soy capaz de ver el conjunto; y, por ello, combino colores y texturas distintas, rayas con cuadros y así me visto”, agregó.
Como asistente de vestuario o decorador de interiores no podría ganarse la vida.
Zeman, por su parte, aseguró que los estudios hasta ahora realizados indican que las personas con afantasía no ven afectado su coeficiente intelectual.
El caso de Acevedo es una prueba, pues no sólo estudió una de las carreras más difíciles (medicina), sino que además es una enciclopedia ambulante con la que se puede conversar sobre prácticamente cualquier tema: historia, política, economía, ciencias, música o cine.
“Las personas con afantasía tienden a trabajar en las ciencias y la tecnología, por lo que podríamos asumir que tienen ventajas para las cosas abstractas”, dijo el neurólogo británico.
Acevedo cree que su condición le ha ayudado al ejercicio de su carrera.
“Como no puedo visualizar gráficamente lo que me están diciendo mis pacientes entonces tiendo a hacer muchas preguntas para intentar entender lo me que me dicen que sienten”, afirmó.
“Por ejemplo un paciente llega y que tiene mareos. La gente llama mareo a muchas cosas que no son. Y, por ello, yo comienzo: ¿Sientes que tienes algo en la cabeza que te aprieta mucho? ¿Estás aturdido? ¿Tienes algo en el cuello que te molesta o sientes que las cosas se mueven a tu alrededor? Y así voy haciendo un interrogatorio casi policial. Soy muy preguntón”, agregó.
Las desventajas
Zeman indicó que entre los aspectos negativos de la afantasía está que las personas que la tienen tienden a ser peores a la hora de recordar su pasado personal, reconocer rostros e incluso ha encontrado nexos con el autismo.
Acevedo, por su parte, atribuye a su incapacidad para imaginar o visualizar el agobio que siente al planificar sus vacaciones o una cena. No obstante, para afrontar algunas de esas situaciones ya tiene un repertorio de respuestas predeterminadas.
“Si alguien me pregunta qué me provoca comer con toda seguridad le diré: McDonald´s y como vivo en España, donde las comidas son tan importantes, pues mi interlocutor dirá: ¡Estás loco! Vamos a tal restaurant y problema resuelto”, afirmó.
“Y no es porque no me guste la comida, sino que tampoco tengo memoria de los olores y sabores, entonces me cuesta decidir qué me provoca”, explicó.
El médico ofreció otro aspecto que en principio parece ser ventaja, pero que él considera como un “arma de doble filo” y es que le es fácil seguir adelante luego de una muerte o una ruptura.
“El duelo lo sufro poco. Cuando dejo de ver a la persona en físico ya se me pasó el dolor y solamente cuando veo una fotografía lo recuerdo. Los recuerdos no me atan. Yo vivo en el ahora”, dijo.
¿Cuál es el problema de vivir en el presente y no en el pasado?
“Me cuesta mantener relaciones con las personas a las que no tengo cerca físicamente (…) Tiendo a hacerme un círculo de amigos muy cercano en donde estoy, pero cuando me mudo o cambio de trabajo las relaciones que allí tenía se van perdiendo”, explicó.
Disney se equivocó
“Si puedes soñarlo, puedes lograrlo”. Esta era una de las máximas del empresario Walt Disney, fundador de uno de los imperios del entrenamiento más grande del mundo. Sin embargo, se equivocaba, pues hay personas que en el mundo que pese a no poder soñar consiguen sus metas.
Aunque pueda parecer una contradicción la incapacidad para imaginar no necesariamente afecta la creatividad de una persona.
“La afantasía no es una barrera para el éxito. Tampoco es un límite a nuestro potencial”, aseguran desde la Aphantasia Network, una organización internacional que busca sensibilizar e informar sobre esta condición.
Y para probar sus afirmaciones indicaron: “Ed Catmull, cofundador de Pixar y expresidente de Walt Disney Animation Studios; Craig Venter, el biólogo que secuenció por primera vez el genoma humano; Blake Ross, creador de Mozilla Firefox; o Glen Keane, animador de Disney y creador de ´La Sirenita´ tienen afantasía”.
Lo que se sabe de sus orígenes
Pero ¿qué produce la afantasía? ¿Es una enfermedad? ¿Se puede tratar?
“No es una enfermedad, una condición es un término bastante neutral, pero no quisiera que las personas creyeran que es un desorden médico. Yo prefiero llamarla como una intrigante variación de la experiencia humana”, replicó Zeman.
El neurólogo explicó que, hasta ahora, los estudios han arrojado que las personas nacen con afatansía, aunque también se han dado casos en que la desarrollan luego de infartos y lesiones cerebrales.
“Hasta ahora, la mejor explicación es que las personas con afantasía tienen conexiones cerebrales más débiles en aquellas áreas involucradas con las sensaciones”, afirmó.
Asimismo, Zeman aseveró que también han observado un componente genético. «Una persona que nace en una familia donde alguien tiene afantasía tiene diez veces más probabilidades de tenerla”, dijo.
Para detectar esta condición normalmente las personas deben responder uno de los cuestionarios sobre la intensidad de las imágenes mentales (Vividness Of Visual Imagery Questionnaire, en inglés), algo que Acevedo hizo.
Sin embargo, los escáneres cerebrales también son utilizados, lo mismo que otras pruebas como la de las pupilas.
“Si tienes capacidad para imaginar y se te pide pensar en el sol brillante, entonces tus pupilas se harán pequeñas, porque las pupilas reaccionan como si estuvieran ante el objeto real. Pero eso no ocurre con las personas que tienen afantasía”, explicó.
Y respecto a si esta condición tiene algún tratamiento, el neurólogo lo dejó en claro: “Es muy difícil desarrollar la capacidad de visualizar si jamás la tuviste. Algunas personas han tomado psicodélicos y aunque han logrado tener imágenes, las mismas no duran”.