Si bien se ha avanzado en el proceso desinflacionario en el país, la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) reconoció que el riesgo para el indicador sigue sesgado al alza y hay retos que podrían dificultar su retorno a la meta de 3.0 por ciento.
Ante este escenario, los integrantes de la Junta de la institución coincidieron en que se deben tomar decisiones acorde a los datos. Sobre un posible recorte a la tasa, actualmente en 11.25 por ciento, un integrante dijo explícitamente que podría darse un ajuste fino al final del primer trimestre o en el segundo trimestre de este año; otro más observó las condiciones para hacerlo en febrero o marzo.
Así, las minutas de la decisión de política monetaria anunciada el 14 de diciembre de 2023 reiteraron que es necesario mantener la tasa de referencia en su nivel actual por cierto tiempo ante un panorama que se percibe complicado.
Un miembro reconoció que el entorno inflacionario sigue implicando desafíos, ya que la inflación general aún permanece por arriba de la meta de 3.0 por ciento. Además, el balance de riesgos para su trayectoria sigue sesgado al alza.
“En las reuniones del primer trimestre de 2024, al evaluar la posibilidad de reducir la tasa de referencia, habrá que proceder con cautela. Apuntó que el enfoque de cautela significa que los ajustes a la baja, cuando las condiciones macroeconómicas los permitan, deberán ser graduales”, se reveló.
Un miembro más advirtió que podría continuar la resiliencia de la actividad económica a la par que se enfrenta un mercado laboral apretado, una inflación subyacente persistente, expectativas de inflación que no descienden a los niveles requeridos y una política fiscal procíclica.
Aunado a ello, se podrían detonar nuevos episodios de depreciación del peso que afecten a la inflación por las acciones de la Fed. Mencionó que existe alta incertidumbre sobre los precios de las materias primas, en especial los energéticos, derivado de conflictos geopolíticos.
“Refirió que ante este entorno es posible que la tasa de referencia deba continuar en su nivel actual por más tiempo del que esperan los mercados”. Además, instó a continuar con una postura basada en datos y evitar “cualquier señal de complacencia”.
Un integrante más expuso que existen factores idiosincrásicos que obstaculizan la transmisión de la postura restrictiva, como la falta de sincronización entre las políticas fiscal y monetaria. Especificó que la política monetaria deberá ser restrictiva durante un periodo prolongado y enfatizó que en 2024 “debe mantenerse la cautela y prudencia para evitar un relajamiento prematuro”.
Recordó que la tasa real ex-ante ha tenido un ciclo alcista nunca antes visto y debe evitarse que esté por arriba del intervalo entre 7.0 y 7.5 por ciento para no afectar la actividad económica o la estabilidad financiera. Así, “debe evaluarse algún ajuste fino en la tasa de referencia al final del primer trimestre o en el segundo de 2024”.