El 2024 se antoja un año peor en materia migratoria, no sólo porque ninguno de los problemas subyacentes se ha resuelto, sino porque hay que añadir el ingrediente político de las elecciones, opinó Antonio Payán Alvarado, experto en relaciones internacionales y miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel II.
Al aseverar que el tema migratorio es estructural, y no una coyuntura histórica momentánea, señaló que Estados Unidos lleva 11 años y medio sin resolver, tampoco, el problema. El gobierno de Barack Obama encaró el fenómeno, Donald Trump no lo pudo resolver y Joe Biden se encuentra varado políticamente por este flujo de migrantes, dijo.
“¿Qué podemos esperar los juarenses? Más de lo mismo”, cuestionó y respondió. “Se vienen tiempos un tanto más difíciles porque el 24 hay elecciones en México y no se ve al Gobierno mexicano con ninguna voluntad de colaborar de manera migratoria con Estados Unidos”.
Adicionalmente, en noviembre, Estados Unidos también tiene elecciones y Biden tiene probabilidades de reelegirse, continuó.
“Lo que podríamos ver en el 24 es una reacción política de parte de la administración de Biden, que ya vimos, de comenzar a aplicar medidas más antagonistas hacia México si no colabora”.
Entonces, al encontrarse bajo una enorme presión política, el presidente norteamericano va a tener que actuar de manera más ruda, amén de que si gana, en el 25 vamos a ver a un presidente que ya no va a estar jugando y México va a pagar el precio, porque esa nueva administración será más hostil, con una subida de tono de sus medidas hacia nuestro país, agregó.
Adicionalmente se encuentra la Ley SB4, que convierte la migración irregular en delito estatal.
Dicha ley, que se espera entre en vigor en febrero del 2024, sancionará los cruces ilegales a territorio texano, con hasta 180 días de cárcel y multas de dos mil dólares, considerando el reingreso como un delito grave que será castigado de dos a 20 años de cárcel, dependiendo de los antecedentes del migrante.
Mientras el país vecino comience a ejercer mayores medidas de presión, como el cierre más prolongado de las fronteras, y una ley más radical en el estado vecino de Texas, seguirán llegando caravanas, que no se van a detener, por este país, y Juárez seguirá viviendo la crisis migratoria, abundó el experto.
Payán apuntó que la gobernadora María Eugenia Campos tiene que adelantarse y poner atención para no perjudicar al comercio binacional con esas medidas.