En noviembre la participación laboral femenina tuvo un crecimiento mensual de 45.8 a 47.3% y con ello, llegó a un nivel histórico, de acuerdo con lo reportado por la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). Desde que se tiene registro (2005), la participación de mujeres en el mercado laboral nunca había rebasado el 47 por ciento.
El 2023 inició con una participación laboral femenina de 45.9 por ciento, en marzo el nivel superó el 46% y en lo que va del año prácticamente se ha mantenido por arriba de esa proporción.
La incorporación de mujeres al mercado de trabajo ha contribuido en buena medida en la recuperación de la participación laboral general.
Entre noviembre de 2019 y 2023, la fuerza laboral masculina avanzó 0.4 puntos porcentuales, en ese mismo período el crecimiento de las mujeres en la economía fue de 1.7 puntos.
“México ha logrado reabsorber con éxito el aumento de la inactividad inducido por la crisis del Covid-19. La tasa de inactividad cayó al 34.3 % en el primer trimestre de 2023, 1.4 puntos porcentuales menos que en el primer trimestre de 2022 y por debajo del nivel anterior a la pandemia (35.3 %). Esta tendencia fue impulsada por las mujeres, cuya tasa de inactividad cayó 2.3 puntos porcentuales hasta el 48.7% en ese período”, destaca la OCDE en su informe “Perspectivas de Empleo”.
La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) señala que esta tendencia es una “recuperación prometedora” para la fuerza laboral femenina y anticipa nuevos avances en la incorporación de las mujeres en la economía.
En un año, 615,418 mujeres se han sumado a la Población Económicamente Activa (PEA), esto es 2.9 veces más que la incorporación de hombres a la economía. En ese mismo período, el crecimiento de la fuerza laboral femenina se ha concentrado en la población ocupada, lo que se ha traducido en una reducción de 3.1 a 2.7% en su tasa de desempleo, también una reducción mayor a la desocupación masculina.
Informalidad, el reto sigue ahí
Pese al avance de la participación laboral femenina, los desafíos estructurales siguen presentes, las mujeres mantienen una tasa de informalidad (56.1%) superior a la de los hombres (53.8%). En un año, la mayoría de mujeres que se ha incorporado a una ocupación lo ha hecho en el sector informal.
“La informalidad tiende a suplir ciertas condiciones de flexibilidad que requieren las mujeres para acceder al mercado laboral en medio de las condiciones que tenemos hoy, tres cuartas partes de las actividades no remuneradas en casa las absorben las mujeres”, expone Fátima Masse, directora de Análisis Económico y Social de ISD.
Entre enero del 2023 y 2022, mientras que la informalidad de la fuerza laboral masculina aumentó sólo 0.1 puntos porcentuales, el crecimiento de la tasa de empleo informal para las mujeres fue de 0.3 puntos porcentuales.
“El desafío como país es que no nos quedemos en este punto, en el que sólo hay un apetito por generar un ingreso y donde se presente la oportunidad, tenemos que evolucionar hacia una oferta de vacantes que tengan las opciones que requieren las mujeres. Hay muchos aspectos que pueden jugar en contra para que las mujeres se sumen a una empresa”, señala Fátima Masse.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) estima que en 2030 el Producto Interno Bruto (PIB) del país podría ser 15% mayor al del 2020 si se incorporan 8.2 millones de mujeres a la economía. “La baja participación de mujeres y la falta de condiciones equitativas en el mercado laboral frenan el potencial económico del país”, destaca el centro de investigación.