La Corte Suprema de Irak destituyó el martes al influyente presidente sunita del Parlamento, Mohamed al Halbusi, desatando una nueva crisis política que ya llevó a tres ministros a renunciar a sus cargos.
La Corte Suprema, cuyo fallo es inapelable, se originó en un denuncia presentada contra Al Halbusi por un diputado, por presunta “falsificación” de un documento.
Se trata de la última incidencia de un país que vive al ritmo de las sacudidas políticas que hacen y deshacen la alianzas entre los grandes partidos y los caudillos políticos.
El partido Taqadom (“Progreso”, en árabe) denunció la decisión de la máxima instancia judicial como una “violación flagrante de la Constitución”, con un “blanco político”.
En consecuencia, ese partido anunció la salida de sus tres ministros — de Cultura, de Planificación y de Industria — y llamó a los diputados de su bancada a “boicotear” las sesiones parlamentarias.
Las elecciones y designaciones de los dirigentes iraquíes pueden acarrear meses de negociaciones.
El Parlamento, de 329 diputados, está actualmente dominado por una coalición de partidos chiitas proiraníes, en cuyo seno también hay disensos.
Desde el derrocamiento de Sadam Husein, en 2003, la presidencia del Parlamento recae, por una regla implícita, en un político de la comunidad musulmana sunita, minoritaria en Irak.
Dese hace varios meses, Al Halbusi mantuvo roces con los grandes partidos proiraníes, en tanto que el surgimiento de diputados sunitas disidentes debilitó la coalición.
Mohamed al Halbusi, un exgobernador de la provincia de Al Anbar (oeste), mayoritariamente sunita, fue elegido por primera vez presidente del Parlamento en 2018, con apoyo del bloque proiraní.
En pocos años se convirtió en una figura política de primer plano y en un interlocutor privilegiado de numerosos gobiernos occidentales y árabes.
En las elecciones legislativas de 2021, el partido Taqadom obtuvo 37 escaños y Al Halbusi se convirtió en jefe de una importante coalición parlamentaria sunita, que luego se vio debilitada por discrepancias internas.
Los legisladores deberán ahora elegir a su sucesor.
“Desgraciadamente, hay quienes buscan desestabilizar el país”, declaró Al Halbusi, considerando que su destitución se debió a un “veredicto extraño”.