El presidente del gobierno en funciones, Pedro Sánchez, encabezó un acto multitudinario en Málaga, al que acudieron más de dos mil simpatizantes y militantes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y ante quienes defendió con orgullo los pactos alcanzados con las formaciones nacionalistas catalanas, vascas y gallegas para lograr su investidura y su primera reelección en el cargo. Sánchez pidió al derechista Partido Popular (PP) que actúe con “cordura” y “acepte el resultado electoral” del pasado 23 de julio, de cara a las manifestaciones que tienen convocadas las formaciones conservadoras, que este domingo llevarán a cabo 52 protestas en todo el país.
Sánchez, que logró la segunda plaza en los comicios generales, sí supo tejer las alianzas necesarios para alcanzar una mayoría que le garantice su permanencia en el cargo para los próximos cuatro años. Esta semana se celebrará la sesión de investidura y si se cumple lo acordado con el resto de partidos logrará hasta 179 votos a favor: 121 del PSOE, 31 de la coalición de izquierdas Sumar, siete de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), siete de Junts per Catalunya (JxCat), seis de EH-Bildu, cinco del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y uno del Bloque Nacionalista Galego (BNG) y otro más de Coalición Canaria (CC). En contra tendrá los votos 171 diputados del PP (137), de Vox (33) y uno de Unión del Pueblo Navarro (UPN).
En su primer discurso público desde que cerró todos sus pactos, incluido el más polémico, el que le llevó a negociar con el ex presidente catalán Carles Puigdemont en Bruselas, Sánchez señaló que “España sólo puede ser gobernada si se reconoce el pluralismo político de su país y también su diversidad territorial, por lo que instó al PP y al conjunto de la derecha española a que tienen que “aceptar el resultado de las urnas y la legitimidad del Gobierno que se va a formar pronto”. Así que les pidió “que tengan el arrojo necesario para decir no al abrazo del oso de la derecha y que abandonen la senda reaccionaria por la que hoy avanzan hacia el abismo”.
Sánchez advirtió que “la ola reaccionaria parecía imparable en Europa y la siguiente en caer en consecuencia era España, una pieza importante en el tablero europeo porque somos la cuarta economía europea y un símbolo de conquistas sociales, de nuevos derechos y libertades. Y ha sido aquí, afortunadamente para España y para Europa, donde fracasaron, fuimos el dique de contención en el que se estrelló esa ola reaccionaria y ahora se trata de repetirlo el próximo 9 de julio en las elecciones europeas”.
Sánchez pronunció este discurso en Málaga, donde a la afueras del recinto de registró una pequeña concentración de detractores, que corearon las consignas que se han escuchado los últimos días en las calles de España y coreadas por simpatizantes de la extrema derecha: “Sánchez, hijo de puta”; “Puigdemont, a prisión” o “España, cristina, no musulmana”.
En Madrid también se registraron varias protestas. Una de ellas, por la mañana y frente a la sede el PSOE, unas 300 personas militantes de la organización de izquierda Frente Obrero criticaron el pacto del PSOE con el soberanismo catalán y vasco, y acusaron a Sánchez de “traición”. Además, por noveno día consecutivo, centenares de personas se concentraron por la noche en las inmediaciones de la sede socialista, donde se volvieron a escuchar gritos de repudio a los pactos y al presidente del gobierno. Y a la espera de lo que ocurra este domingo, en el que se preven grandes movilizaciones en todo el país.